Desde que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, entramos en un proceso de desarrollo y crecimiento constante. Cada etapa es de vital importancia para nuestra vida y bienestar. En ningún momento esas etapas pueden alterarse, pues conllevaría riesgos y consecuencias graves para nosotros. Por algo dura nueve meses nuestra gestación, y luego al llegar al mundo, vamos creciendo lentamente, gateamos, luego caminamos, hasta que llegamos a correr y tener estabilidad.
En el área espiritual pasa exactamente lo mismo, alguien siembra esa semilla en nuestro corazón, que va creciendo y desarrollándose, pasando por diferentes momentos, pero su intención es crecer y permanecer. Por otro lado hay muchos factores que pueden afectar a ese crecimiento, porque... ¿qué pasa si un feto deja de crecer? Pues lo más probable es que llegue a la muerte; pues de manera similar es nuestra vida espiritual: cualquier factor que la detenga directamente la llevará a la muerte.
Claro está que muchas personas sobreviven porque Dios así lo ha querido, y coloca personas a su alrededor para mantener a esa criatura con vida, médicos, enfermeros, padres etc.; pues el bebé solito no se va a cuidar, ni alimentar, ni aprender. Por esto a las personas cuando empiezan a caminar con Dios se les llama bebés espirituales, que necesitan del prójimo para que los ayude, guiándolos, dándoles alimento espiritual, aconsejándolos y orando por ellos para que no se mueran espiritualmente.
Así que es ardua nuestra labor como servidores de Cristo, pues nos toca madurar y ayudar a los demás para que también lo hagan. Es muy importante llevar personas a la iglesia, ¿pero qué pasa si solamente va a la iglesia pero nos desentendemos de ella, no la llamamos, no la visitamos, no oramos por ella, no intercedemos, no la guiamos conforme a la palabra de Dios?, ¿qué pasará con esa persona? La respuesta es fácil, simplemente se aparta y no se logra afirmar bien en los caminos de Dios.
Más de uno de ustedes conoce personas que llevan años en la iglesia y se siguen comportando igual, personas que son cristianas pero a medias, no le sirven a Dios, van a calentar sillas, su manera de pensar..., sus vidas van en completo desenfreno. Pues todo esto pasa porque no hubo nadie que intercediera por ellas.
Es nuestra labor llevar esas personas a los pies de Dios, para guiarlas, para clamar por su sanidad física y espiritual, interceder por su libertad y orar para que se afirme en los caminos de Dios. Esa labor no les corresponde solamente a los pastores como padres espirituales, sino también a los hijos que están pendientes de los negocios de su padre celestial que son las almas.
Esto es una cadena; si te han cuidado, orientado, y aconsejado, te han ayudado. Hay que dar de gracia lo que hemos recibido de gracia (Mateo 10:8), porque así como alguien contribuyó en ti, llegará el momento en que tú tienes que hacerlo por los demás. Lo que bien se aprende bien se enseña, y esa persona hará lo mismo con cualquier otra.
Es hora de tener presente que hay miles de almas perdiéndose, que la venida de nuestro señor Jesús se acerca y aquí estamos, pensando solamente de manera egoísta en nosotros mismos, queriendo que Dios y los demás se desvivan por nosotros, y nosotros no haciendo nada por el prójimo.
¨Finalmente, las semillas que cayeron en buena tierra representan a los que escuchan el mensaje y lo aceptan. Esas personas cambian su vida y hacen lo bueno. Son como las semillas que produjeron espigas con treinta, sesenta y hasta cien semillas.¨
Mateo 4:20 (Traducción en Lenguaje Actual)
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