Nuestra creencia en Dios es una creencia de fe. Tenemos fe en Su Hijo para salvación, fe en Su Palabra para instrucción y fe en Su Espíritu Santo para guía. Nuestra fe en Dios debe ser absoluta, puesto que cuando ponemos nuestra fe en Dios, dependemos de un perfecto, omnipotente y omnisciente Creador. Por contra, nuestra creencia en la ciencia debe ser intelectual – nada más. Podemos contar con la ciencia para hacer grandes cosas, pero también podemos contar con la ciencia para cometer grandes errores. Si ponemos toda nuestra fe en la ciencia, dependemos de lo imperfecto, pecaminoso y limitado del hombre mortal. La ciencia a través de la historia ha estado terriblemente equivocada en muchas cosas, tales como la forma de la Tierra, las vacunas, transfusiones sanguíneas, y hasta la reproducción; pero Dios nunca se ha equivocado.
La verdad es que no hay nada que un cristiano deba temer, así que no hay razón para que un cristiano tema o rechace la buena ciencia. Aprender más acerca de las maneras en que Dios construyó nuestro universo, nos ayuda a toda la raza humana a apreciar las maravillas de la Creación. Expandir nuestro conocimiento nos ayuda a combatir enfermedades, ignorancia y malentendidos. Sin embargo, es peligroso que los científicos basen su fe en la lógica humana por encima de la fe en nuestro Creador. Estas personas no son diferentes a cualquier devoto de una religión, sino que ellos han elegido la fe en el Hombre, y encontrarán los medios para defender esta postura.
Aún así, los científicos más obstinados, inclusive aquellos que rehúsan creer en Dios, admiten que hay un gran vacío en nuestro entendimiento del universo. Ellos admitirán que ni Dios ni la Biblia pueden ser probados o desaprobados por la ciencia, al igual que muchas de sus teorías favoritas, que en última instancia tampoco pueden ser probadas o desaprobadas. La ciencia debe existir para ser una verdadera disciplina neutral, apoyando solo la verdad, no la prueba de una agenda. Y Dios siempre ha intentado que vayamos a Él a través de la fe, no a través de la lógica.
Mucha de la ciencia apoya la existencia y el trabajo de Dios. El Salmo 19:1 dice, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” Al mismo tiempo que la ciencia moderna descubre más acerca del universo, hay más evidencias de la Creación. La asombrosa complejidad y reproducción del ADN, las intrincadas e interconectadas leyes de la física, y la absoluta armonía de condiciones y química aquí en la tierra, todas apoyan el mensaje de la Biblia. Un cristiano debe abrazar la ciencia que busca la verdad, pero rechazar a los “sacerdotes de la ciencia” que ponen el conocimiento humano por encima del de Dios.
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