Las crisis de la vida nos llevan a momentos decisivos, a períodos de cambio en el curso de algo.
Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra. Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Salmos 119:67-68
Después que las crisis han estrujado bastante a las personas, Dios interviene para consolar y enseñar. Veamos esto como una oportunidad para crecer en nuestra relación con Dios como individuo, y en las relaciones interpersonales.
“Pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." Filipenses 3:13-14. No perdamos la esperanza.
Al enfrentarnos a una crisis, vemos que muchas veces se convierte en una tragedia, constante o no, en vez de ser una experiencia que produzca crecimiento y madurez a pesar del dolor y el sufrimiento.
Entonces, dependiendo de nuestra actitud, podremos descubrir que tomando la actitud correcta, encontraremos nuevos caminos para enfrentarnos correctamente a las próximas y de esta forma ayudar a otros.
Muchos en medio de las crisis de la vida, se desesperan, se enojan, culpan a otros y hasta al mismo Dios, y con esta actitud terminan en un suicidio sin entender que todos los seres humanos experimentamos situaciones similares.Pero en medio de las crisis de la vida necesitamos descubrir y entender el problema que nos llevó a estas situaciones y correr a Dios para buscar su auxilio. Él nos entiende y sabe cómo guiarnos para encontrar la salida, para que maduremos y sirvamos mejor a los demás.
"Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" Jeremías 33:3, dice Dios, y esta es una manera maravillosa para saber cómo enfrentarnos a las crisis de la vida.
Dios te bendiga.
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