sábado, 20 de mayo de 2017

En medio de leones

De parte mía es promulgada esta ordenanza: “Que en todo el dominio de mi reino, todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel.
”Porque él es el Dios viviente
y permanece por todos los siglos,
su reino no será jamás destruido
y su dominio perdurará hasta el fin. Daniel 6;26
Cuando visité un museo en Chicago, vi uno de los Leones Andantes originales de Babilonia. Era en un mural inmenso, cuyo relieve era un león alado con una expresión feroz. Como símbolo de Istar, la diosa babilonia del amor y la guerra, éste era uno de los 120 leones similares que enmarcaban una tradición procesional durante 604-562 a.C.
Los historiadores afirman que, después de que los babilonios conquistaran Jerusalén, los cautivos hebreos habrían visto estos leones durante el reinado de Nabucodonosor. Además, es probable que algunos hubieran creído que Istar había vencido al Dios de Israel.
Pero Daniel, uno de los esclavos hebreos, no compartía estos interrogantes que quizá hayan afligido a algunos israelitas. Su visión y su compromiso con Dios permanecieron firmes. Oraba tres veces al día, con la ventana abierta, incluso cuando sabía que esto lo llevaría al foso de los leones. Después que Dios rescató a Daniel de los hambrientos animales, el rey Darío exclamó: «El Dios de Daniel es el Dios viviente y permanece por todos los siglos (…). Él salva y libra» (Daniel 6:26-27). La fidelidad de Daniel le permitió influenciar a los líderes babilonios.
Permanecer fiel a Dios a pesar de la presión y el desánimo puede inspirar a otros a glorificarlo.

Señor, dame fuerzas para seguir confiando en ti cuando me sienta desanimado.
La fidelidad a Dios inspira a otros.

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