sábado, 20 de mayo de 2017

Desánimo espiritual

Experimentar desánimo es normal a lo largo de nuestra vida. Sentir falta de energía, vitalidad o interés en ciertas áreas, situaciones a veces provocadas por cansancio físico y otras por motivos emocionales, son las principales causas. Pero dentro del desánimo está también el que experimentamos en el área espiritual, ese extraño sentimiento como de falta de energía para seguir adelante con lo que estás haciendo, como que a veces quieres pero algo te desanima. No son problemas, y a veces, ni siquiera es algo que puedas explicar, pero aunque quieres hacer algo, por algún motivo terminas desistiendo.
El desánimo tanto en lo natural como en lo espiritual produce un sentimiento de incomodidad que, aunque no deseamos sentirlo está presente. Quieres hacer algo y te dispones a hacerlo, pero en un momento te encuentras de nuevo sentado en el mismo lugar en el que estabas, se te pasa el tiempo realmente en nada, sientes como si te secaras poco a poco, como si la llama que ardía en ti con fuerza, de repente se ha ido apagando, y lo peor de todo es que a veces nosotros mismos somos los últimos en notarlo, pues nos enfocamos tanto en todo lo que pasa alrededor que no nos damos cuenta de lo que pasa dentro de nosotros mismos.
La mayoría hemos pasado por momentos así; todos llegamos a un punto en que las cosas comienzan a sentirse monótonas, y ponemos nuestra mirada en otras cosas cuando debería estar en Jesús; escuchamos algún mal comentario o comenzamos a perder la comunicación con Dios, a alejarnos de Él, y perdemos tanto el tiempo que cuando nos damos cuenta ya estamos por ahí en algún rincón,... tristes y desmotivados, sin esa fuerza de empuje que nos ayude a hacer algo, sin una motivación aparente.
Cuando nos sentimos desanimados acostumbramos a dejar de lado lo que con tantas ganas habíamos comenzado a hacer. A veces nuestros motivos para realizar una actividad o desempeño espiritual son muchos al comenzar, pero a medio camino los vamos perdiendo uno a uno hasta que tomamos la decisión de terminar con todo.
Sin embargo, más grande que las razones que provocaron tu desánimo, está el motivo principal que te anima a seguir adelante y a no desistir, el amor de Dios. Amor de Dios que te mueve, que te impulsa hacia adelante y te mantiene firme hasta la meta del camino que comenzaste. A pesar del miedo, dolor, tristeza, o decepción que estés pasando, lo dice Dios en su palabra Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigono te dejará, ni te desamparará. Deuteronomio 31:6
No importa cuántas veces quiera venir el desánimo a tu vida espiritual, porque una comunicación constante con Dios es la mejor manera de cerrarle la puerta en la cara y continuar en la labor.

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