sábado, 22 de abril de 2017

Parábola del Trigo y la cizaña

Mateo 13: 24-30, 36-43. La parábola de la cizaña es contada por Jesús para describir a qué se asemeja el reino de los cielos.

22115_973370606030109_4982834357669847959_nResumen de la parábola del Trigo y la cizaña 

La historia trata de un hombre que siembra buena semilla (trigo) en su campo. Sin embargo, un enemigo viene y siembra mala semilla en ese mismo campo (cizaña).
Los siervos del hombre se dan cuenta de las malas hierbas que crecen con el trigo y dicen: “Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?” (Mateo 13:27)
El amo dice: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?” (Mateo 13:28)
Sin embargo, el hombre responde diciendo: “No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. (Mateo 13:29) Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero” (Mateo 13: 29-30).
Jesús explica la parábola de la cizaña. (Mateo 13:36-43)
Jesús es el que siembra la buena semilla. El campo es el mundo. La buena semilla son los hijos del reino de Dios. Sin embargo, la mala hierba son los hijos del diablo; el diablo fue el que sembró la mala hierba. La siega es el fin del mundo. Los segadores son los ángeles.
Jesús dice: “Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 13: 41-42)
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga!” (Mateo 13:43)

Jesús contó esta historia para señalar que hay personas en la Iglesia que se han infiltrado en nuestras filas. No solamente hay trigo sino también cizaña. No sabemos quién es quién. Los encontrará sentados lado a lado en un banco, respirando el mismo aire, y cantando las mismas canciones. Uno puede ser un creyente, mientras que el otro puede ser un incrédulo. Uno puede ser trigo, y otro puede ser cizaña.
Siempre vamos a tener Ananías y Safiras, Judas, plantas venenosas que socavan la Palabra de Dios. Cuando el trigo y la cizaña están en su primera etapa de crecimiento es difícil diferenciarlas ya que son parecidas (PERO NO IGUALES). La diferencia entre los creyentes verdaderos y los falsos no siempre es evidente. ¡Ojo! Un falso creyente puede parecerse a uno verdadero. 
Sin embargo, no es nuestro trabajo querer eliminarlos, echarlos del templo como hacen muchos. Llegará el tiempo en que Dios recogerá la cosecha de Trigo (sus fieles), y sacará la cizaña y la echará en el fuego.
Mateo 7:15-20 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.”
Muchos falsos cristianos se presentarán delante de Jesús, y Él les dirá “NO LO CONOZCO”, Por lo tanto, es necesario examinarnos delante de Dios.
En Mateo 07:22, “…Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” 
2 Corintios 13: 5. Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” 

Lo bueno de todo es que podemos elegir si crecemos como buenas semillas que se convierten en trigo, o malas semillas que se convierten en malezas.

La Palabra de Dios es como una semilla plantada en nuestro corazón, y tiene la capacidad de crecer y dar fruto en nuestras vidas.
Se nos ha dado la oportunidad de determinar nuestros destinos. Jesús nos ha advertido, pero depende de nosotros elegir obedecer o desobedecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario