jueves, 30 de marzo de 2017

Historia de un vagabundo

“Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas”.
(Mateo 7:12 NVI)
La integridad moral es la cualidad que define al ser humano en sí mismo; su comportamiento, sus creencias y su forma de actuar.
Jesús nos dio las pautas para convivir en un mundo en el que en la actualidad hay más de siete mil millones de personas; nos enseñó que debemos orar por quienes nos persiguen, nos enseñó a ayudar al necesitado, amar a nuestros enemigos, dar en vez de recibir, y lo más importante, respetar y tratar a los demás como queremos ser tratados (Mateo 7:12 NVI)
Hace unos meses, me encontré con una noticia en internet que me consternó. Un joven de 19 años de origen chino, para lograr una mayor audiencia en su canal de YouTube, decidió ofrecerle a un indigente en la ciudad de Barcelona, una "galleta oreo" que en vez de dulce crema en el centro estaba rellena de pasta de dientes. Esta acción causó algunos problemas de salud a esa persona, que solo expresó tener hambre y vio en las supuestas buenas intenciones de aquel muchacho, una oportunidad para saciar su necesidad de comer. Luego, el joven tuvo problemas con la justicia, fue criticado, señalado, identificado y denunciado por el trato humillante que había dado al indigente días antes, y además, se enfrenta a una compleja situación legal por la denuncia penal instaurada en su contra.
¿Cuál es el precio que estás dispuesto a pagar por aumentar el número de seguidores en tus redes sociales? ¿Tú crees que se puede pisotear la dignidad de las demás personas, cualesquiera que sean, para obtener un mínimo de reconocimiento? ¿Te divierte dar un trato degradante a los demás porque tienen menos dinero, fama, estudios o posición social que tú? ¿Qué crees que diría Jesús si lo tuvieras hoy frente a ti?
Menospreciar la integridad moral de los que consideramos débiles, no sirve nada más que como quimera. Antes de maltratar a otro hijo de Dios como tú, ten en cuenta los siguientes puntos:
  1. Cada uno tendrá que rendir cuentas a Dios por sus acciones (Romanos 14:12 NVI)
  2. No somos nadie para juzgar a los demás, pues que se caigan o se mantengan en pie es asunto del Señor, quien tiene el poder de sostenerlos todos los días de su vida. (Romanos 14:4 NVI)
  3. No debemos ser piedra de tropiezo para nuestros hermanos; el reino de Dios es cuestión de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. El que así se comporta es aprobado por Dios y por sus semejantes (Romanos 14:17-18 NVI).
A pasos agigantados avanza el mundo en medio de herramientas tecnológicas que pueden convertirse en armas de destrucción masiva, cuando son utilizadas de manera equivocada. Todos somos influyentes. Si hacemos daño, pagaremos por eso; si pretenden hacernos mal, Dios tiene el poderío de cambiar las cosas a nuestro favor y  transformar la maldad en bienestar para nuestra vida (Génesis 50:20 NVI). La decisión está en tus manos…
“Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso”.
(Proverbios 8:13 NVI)


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