viernes, 31 de marzo de 2017

Cuenta con tus dedos tus bendiciones…

A la edad de treinta y dos años a Doug McKnight se le diagnosticó esclerosis múltiple. Los dieciséis años siguientes le costaron su carrera, su movilidad y finalmente la vida.
Debido a la esclerosis múltiple no podía comer por sí mismo ni caminar, y como consecuencia, luchó contra la depresión y el temor.
Resultado de imagen de Cuenta con tus dedos tus bendiciones…Pero a pesar de todo, nunca perdió el sentido de la gratitud. La evidencia es su lista de oración. Los amigos de su congregación le pidieron que compilara una lista de sus peticiones para interceder por él. Su respuesta incluía dieciocho bendiciones por las que estaba agradecido, y seis preocupaciones por las cuales orar. Sus bendiciones superaban a sus necesidades por tres a una.
Doug McKnight había aprendido a estar contento.
Lo mismo ocurrió con una leprosa en la isla de Tobago. Un misionero de corto plazo la conoció en un viaje misionero.
En el día final, él conducía la adoración en la colonia de leprosos. Preguntó si alguien tenía una canción favorita.
Cuando hizo la pregunta, una mujer se volvió y dejó ver el rostro más desfigurado que se haya visto. No tenía ni orejas ni nariz, y los labios habían desaparecido, pero levantó una mano sin dedos y preguntó: «¿Podemos cantar “Cuenta las riquezas que el Señor te da”?»
El misionero comenzó a cantar, pero no pudo terminar. Después alguien comentó: «Supongo que nunca podrá volver a cantar esa canción». «No», respondió, «la cantaré nuevamente, pero nunca de la forma como lo hacía antes».
¿Espera que un cambio de circunstancias conllevará un cambio en su actitud? Si es así, usted está aprisionado, y necesita aprender un secreto para aligerar su equipaje.
Lo que tiene por El Señor, su Pastor, es mayor que lo que no tiene en la vida.
Mira tus manos y cuenta con ellas las bendiciones que ya has recibido. Te darás cuenta que no te alcanzan los dedos para ellas. Son más las bendiciones que los problemas en tu vida. Entonces, no cuentes con los dedos y cuéntaselas a los demás.
Genésis 49:25
Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre.
Deuteronomio 28:2
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
Salmo 21:3
Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

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