lunes, 27 de marzo de 2017

El crítico de arte

Un hombre, que se jactaba de su habilidad para evaluar obras de arte, fue a visitar junto a su esposa y amigos, una exposición. Cuando llegaron se dio cuenta que había olvidado sus lentes, ópticos que le ayudaban por su seria miopía. De todos modos decidió hacer alarde de lo mucho que sabía. 
Nada más entrar en el salón comenzó a criticar las obras. Después se detuvo ante lo que creía un retrato de cuerpo entero, y dijo: el marco no tiene ninguna relación con la obra, el hombre luce una ropa totalmente inadecuada y andrajosa. El artista cometió un error imperdonable al usar a ese hombre como modeloes una falta de respeto
Cuando iba a continuar con su crítica, su mujer se le acercó tímidamente y le dijo al oído: Querido, estás frente a un espejo.
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Romanos 12:3.
Se debe pensar de sí con cordura. El crítico de arte no era riguroso consigo mismo pero sí con los demás, y es generalmente una situación que a muchos hijos e hijas de Dios Creador les afecta. En la congregación se corre el riesgo de que el que se autoestima se vaya hasta las nubes, especialmente cuando se asume una situación de liderazgo. El alto concepto se alimenta a diario, tiene un apetito voraz. Lo pueden alimentar las personas, con sus opiniones exageradas sobre los méritos de alguien elevándolo de sitial, o una opinión favorable de sí mismo alejada de la humildad.

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