miércoles, 22 de febrero de 2017

¿Se trata de volverse más religioso?

(Jesús dijo:) No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Mateo 9:13
No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21
Alejandro estaba charlando con su vecino. Éste se quejaba de sus serios problemas de salud y tenía miedo de la grave operación que le harían próximamente.
Después de unas palabras de ánimo, Alejandro le habló del Señor Jesús, el único y fiel sostén de los que sufren, de quienes se sienten solos. Le contó su experiencia personal sobre los consuelos de Jesús cuando perdió a su esposa.
–Me gustaría mucho tener su fe, pero usted sabe, no soy religioso, interrumpió el vecino.
Alejandro le explicó que él no le estaba hablando de religión, sino de una persona que lo amaba tanto, al extremo que había dado su vida por él. Jesús no vino a la tierra para dirigirse a personas religiosas, a menudo muy contentas consigo mismas y con sus ritos. No trató de hacer que las personas religiosas se volviesen más religiosas, sino que se dirigió a todos los que tenían sed de otra vida y que sentían el peso de sus pecados.
Alejandro invitó a su vecino a tomar un café y le mostró, a través de los evangelios, el amor que Jesús manifestó a los que sufrían. Le explicó que le era necesario recibir el mensaje divino como si fuese un niño.
Aquel vecino recibió la Palabra de Dios en su corazón. Poco a poco la Palabra iluminó su ser interior, sus pensamientos, su conciencia, su corazón…
El trabajo divino no lleva al hombre a adherirse a una religión, sino a vivir una verdadera relación con Dios. A todos los que lo recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (Juan 1:12).

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