sábado, 4 de febrero de 2017

Ni deis lugar al diablo

 “…ni deis lugar al diablo…” Efesios 4:27. ¿Cuándo damos lugar al diablo?
1. Cuando mentimos. Efesios 4:25 “…Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada cada uno con su prójimo…” Damos lugar al diablo cuando mentimos, porque la mentira es pecado.
Resultado de imagen de ni deis lugar al diablo efesios 4 272. Cuando nos enojamos. Efesios 4:26 “...Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo…” Damos también lugar al diablo cuando nos enojamos; aquí el apóstol Pablo habla de permitirnos el enojo, siempre y cuando tengamos razón para ello, pero también aconseja no pecar al terminar nuestro día enojados, con nuestros jefes en el trabajo, con la esposa en la casa, con el amigo, con la amiga, con los hijos... Si nos permitimos terminar el día enojados, estaremos dando lugar al diablo porque estaremos deprimidos, alterados, pensando qué hacer para desquitarnos. Pero si en vez de irnos a la cama enojados, pedimos perdón, no pasará nada, y habremos aprendido una lección.
3. Cuando robamos Efesios 4:28 “…El que hurtaba, no hurte más…” Damos lugar al diablo cuando robamos. ¿Eres comerciante? ¿Tus balanzas tienen kilogramos de 1000 gramos? Proverbios 20:23 “…Abominables son para Jehová las pesas falsas, y la balanza falsa no es buena.
4.  Cuando hablamos con palabras corruptas o groseras. Efesios 4:29 “…Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca…” Damos lugar al diablo hablando con palabras groseras, y con groserías. Cuando estamos enojados, o discutiendo; si usted se enoja, dirá fácilmente palabras hirientes, majaderas, corruptas.
Si usted se reúne con gente del mundo aprenderá muy posiblemente de lo que estas personas hablan, pero si usted acude a la iglesia constantemente, es seguro que aprenderá a hablar como hablamos los hijos de Dios, con cero groserías aunque estemos muy enfadados con el mundo, o con el cónyuge. Cuide su lengua pero cuide más sus pensamientos, porque Cristo lo dijo, “…de la abundancia del corazón, habla la boca…” en Mateo 12:34.
Así que, hermanos, cuidemos estos detalles, para que no le demos lugar al diablo. 
¿Ha escuchado la ley de la atracción? Pues bien, todo lo que nosotros pensamos es de lo que hablamos, lo que hablamos es lo que hacemos, y lo que hacemos es lo que nos guiará a nuestro destino final. Por ello es importante cuidar nuestras palabras para no lastimar los sentimientos de terceras personas, porque cuando estamos enojados decimos fácilmente muchas palabras para herir a la otra persona, trátese del cónyuge, del hijo a quien queremos educar, del empleado, o de nuestro interlocutor, y pasados algunos  minutos quizás nos sintamos “bien” porque pusimos en su lugar a tal o cual persona, pero... ¿haría Cristo lo mismo en nuestro lugar? Seguro que no.
Si cuidamos nuestros pensamientos y nuestras palabras nos estaremos cuidando de no dar lugar al diablo. Así que pongámonos a cuenta con Dios y pidámosle perdón por tantas y tantas veces que hemos ofendido a nuestros seres queridos con nuestras palabras. Dios los bendiga, hermanos.

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