lunes, 16 de enero de 2017

No calles lo que es importante decir

Hay un refrán que dice: “el que calla otorga”. En otras palabras, el que se calla, consiente. Pero hay ocasiones en las que es necesario romper el silencio, en las que no se pueden callar ni tolerar las injusticias que suceden a nuestro alrededor, en las que hay que llamar a las cosas por su nombre. No podemos ser testigos silentes del dolor, del maltrato ni consentir las traiciones.
¿Cuántas tragedias se hubieran evitado en este mundo si algunos no hubieran silenciado su voz cuando era necesario que hablaran?
Martin Luther King Jr., pastor estadounidense de la Iglesia Bautista, no pudo silenciar su voz y sus palabras se hicieron eco de tantos negros que habían sufrido discriminación en el mundo. Rosa Parks, figura importante del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, tampoco pudo aguantar más cuando la quisieron mover de su asiento en aquel autobús; ¡tuvo que hablar, tuvo que negarse ante aquel abuso! Y su gesto provocó un movimiento a favor de los derechos civiles en Estados Unidos.
Tú también puedes ser un agente del cambio. Aprendí con un profesor que debemos ser activistas o protagonistas, servir de puente, ser enlaces. Siempre vi a ese profesor con una sonrisa en su rostro, siempre estuvo abierto al diálogo, a prestar sus oídos. Y cuando tuvo que hablar y dar a conocer sus opiniones respecto a un tema, lo hizo. Las personas así son una fuente de inspiración.
Mi fuente de inspiración y motivación principal es Jesucristo, que mientras estuvo aquí en la tierra hizo el bien a todo el que pudo. Fue justo, brindó siempre una mano amiga. Pero también, cuando tuvo que oponerse y decir la verdad lo hizo, muchas veces exponiendo su vida. Él no se calló ante la hipocresía, ni despreció a las personas por sus posiciones económicas o sociales. Aquel humilde carpintero reconstruyó las vidas de muchos y hasta en este tiempo, sigue trabajando y obrando en los corazones de todos los que se lo permiten.

No permitamos el abuso, ni la injusticia, ni la discriminación. Tengamos en nuestras bocas palabras sinceras y verdaderas.

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