lunes, 12 de diciembre de 2016

Catástrofe en Texas

Catástrofe en TexasAsombra la inmensa cantidad de catástrofes que ha debido soportar el hombre en el transcurso de la historia. Son incontables los desastres que han provocado miseria, dolor, y muerte. Prácticamente todos los días a través de la prensa, la humanidad se entera de hechos que causan conmoción. Y más grave es saber que muchas de estas desgracias han sido provocadas por el hombre.

Una de las mayores catástrofes que se puedan recordar, ocurrió en Estados Unidos. Corría el 16 de abril de 1947 cuando en Texas City, una violenta explosión se dejó sentir en la ciudad dejando destrucción y muerte. Tres barcos que contenían explosivos y que se encontraban atracados en el puerto volaron por los aires; una fábrica de productos químicos fue totalmente destruida por los deshechos en llamas que cayeron sobre ella; cientos de incendios asolaron la ciudad, y se contabilizaron quinientos cincuenta y un muertos, y más de tres mil heridos. Las pérdidas se cuantificaron en millones de dólares.
Hechas las investigaciones, se comprobó que tan gran desgracia fue provocada por un marinero o estibador, que desobedeciendo la prohibición de fumar, lanzó una colilla que fue a caer sobre un pequeño charco de combustible, que encendido, se propagó causando ese inmenso daño.
Porque si por la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?, la cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. Hebreos 2:2,3.

Los dramáticos hechos que ocurrieron en Texas City fueron provocados por un solo hombre, que haciendo caso omiso a la prohibición de fumar, fue responsable de la desgracia. La desobediencia trae consigo consecuencias. Es mucho más favorable obedecer al Señor.
La Biblia llama a los hijos y a las hijas de Dios a no ser descuidados con la salvación que Cristo Jesús les regaló muriendo en la cruz; que nuestro comportamiento diario sea el de hijos agradecidos y obedientes, entendiendo que Él ya viene.

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