sábado, 19 de noviembre de 2016

Esperando el verdadero amor

Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros?, pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
(1 Corintios 6:18,19,20)
Fue criada en el seno de una familia con radicales principios católicos, en una época en la que los padres se negaban a hablar de sexo con sus hijos; no se sabe realmente, si por ignorancia, por vergüenza, porque era considerado tabú o porque simplemente no se sentían capacitados para hacerlo. Escuchó reiteradamente, por parte de ellos, que debía llegar virgen al matrimonio y que esperaban que no llegara a casa con una barriga a cuestas; sabía que querían lo mejor para ella, que deseaban que tuviera un futuro exitoso y que no se amarrara a una maternidad temprana que impidiera el cumplimiento de sus sueños.
esperandoEn ese entonces, no entendía la importancia de guardarse para el hombre que Dios tenía para ella; es más, creía en Él pero no formaba parte fundamental de su vida. Dios estaba allí, pero no le interesaba conocerlo, leer la Biblia o entender el porqué de tantas prohibiciones sin argumentos y conocimiento al respecto. Ahora no culpa a sus padres por los errores cometidos, por no confrontar su realidad con los preceptos del Señor; era su responsabilidad pero no existía una edad específica para eso, era su deber…y no lo cumplió.
Su novio era su mejor amigo, llevaban cerca de 7 años de noviazgo y desde el inicio de su relación tenían todo planeado; estudiarían una carrera, se graduarían, se casarían, tendrían hijos y vivirían felices hasta que uno de los dos fuera llamado a la presencia del Señor. Pero ese ideal fue cambiando con el pasar del tiempo. Comenzó su vida sexual activa a los 23 años… ¡SÍ!, sus padres hicieron un gran trabajo, no fue tan pronto como lo hacen los jóvenes de hoy en día. Su primera vez fue maravillosa, era el hombre perfecto, en un sitio ideal y fue realmente especial, pero olvidó un pequeño detalle…no estaban casados y con el pleno conocimiento de las consecuencias de tener relaciones sin cuidarse como es debido; quedó embarazada…
Lo especial del momento se convirtió en caos, temor, tristeza, decepción y una boda precipitada rodeada de mentiras para esconder ese feto que crecía en su interior, aunque, desde el primer momento, se convertiría en la mejor decisión de su vida. Fueron 7 años y medio en donde poco a poco, el ideal de la familia soñada se fue desvaneciendo; el amor que los unió se fue distorsionando por el halo del adulterio que nunca los dejó en paz y que como un fantasma, fue helando su relación hasta el divorcio…
No obstante, el Señor hizo un milagro. Oró y clamó por un hombre que la amara, la respetara y cuidara de su hijo como si fuera suyo; conoció a Jorge y su historia cambió.
Es su amor, un hombre maravilloso que la hace feliz y la acepta como es. No es perfecto, tiene defectos que Dios la ha ayudado a comprender, y cuando se ha equivocado, el Señor la ha mostrado que es ella la que más debe esforzarse en cambiar, con la firme intención de sembrar en el corazón de su esposo la idea de no tirar la toalla y perseverar día a día por llegar a ser, no la familia que algún día soñaron, sino la que DIOS quiere que formen para darle la gloria a Él delante de sus hijos y los hijos de sus hijos.
Han sido 14 años desde que recibió a Cristo y declaró que era el salvador y dueño de su vida. Lleva 8 años con Jorge y les falta mucho por mejorar. Su relación no comenzó tan bien como todo el mundo cree; conociendo de Dios, se unió a él en yugo desigual (era católico y ella cristiana), él tenía su novia y ella se metió en medio de esa relación con pleno conocimiento de causa, y aunque nunca intentó hacerle daño a esa muchacha ni quiso amarrarlo, quedó atada emocionalmente desde su primer encuentro íntimo. Fue como volver a tener... una primera vez, los mismos nervios, el mismo vacío y la misma incertidumbre; lo único nuevo, saber que le estaba fallando a Dios una vez más, y ya no había ninguna justificación para eso.
Cuando fornicamos nos exponemos gratuitamente a romper nuestra relación con el Señor y con nuestra pareja; los problemas en la convivencia serán constantes porque empezaron contrariando la voluntad de Dios; podría llegar a presentarse impotencia en el hombre o frigidez en la mujer en el momento de tener relaciones sexuales; el vínculo matrimonial estará expuesto a una hipotética ruptura inminente a causa de la infidelidad, la falta de confianza, los celos y la inseguridad; con una alta probabilidad de enfrentarse a un embarazo no deseado, maltrato familiar, apatía y/o enfermedades venéreas, entre otras cosas.
El verdadero amor espera. Para todo hay un tiempo. y la intimidad sexual fue diseñada por Dios para que los esposos se deleiten mutuamente bajo su bendición. La clave para ser restaurados es orar y hablar con Él de manera sincera, buscando siempre edificar sin derribar y destruir.
“Sin embargo, les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad. Cambiaré la suerte de Judá y de Israel, y los reconstruiré como al principio. Los purificaré de todas las iniquidades que cometieron contra mí; les perdonaré todos los pecados con que se rebelaron contra mí. Jerusalén será para mí motivo de gozo, y de alabanza y de gloria a la vista de todas las naciones de la tierra. Se enterarán de todo el bien que yo le hago, y temerán y temblarán por todo el bienestar y toda la paz que yo les ofrezco.”
(Jeremías 33:6-9 NVI)

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