sábado, 19 de noviembre de 2016

Gracia para una mujer de cinco maridos

Muchas verdades se expresan en esta historia; meditemos en este misterio:
JESÚS VIENE A SER EL ÚNICO ESPOSO
QUE NECESITABA
LA MUJER SAMARITANA.

Son muchos los hombres y mujeres que hoy en día van en la búsqueda de una y otra relación de amor; están buscando esa persona que satisfaga y llene todas sus expectativas.

Queremos satisfacer toda nuestra sed de aceptación con otro ser humano que también tiene la misma necesidad.

Los psicólogos hablan de personas interdependientes, las cuales necesitan de alguien para llenar un vacío profundo en su corazón. A los interdependientes les urge tener a alguien para tener identidad, poder albergar sueños y razón de vivir.

Jesús viene a decirle a esta mujer samaritana una verdad profunda y compleja, tal como lo revelan estas palabras: Jesús le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan 4:13)


Jesús está transmitiendo un mensaje muy sublime y celestial. Él es el esposo quien busca a su novia, la iglesia, y en ella estamos incluidos usted y yo.
Cristo quiere una relación personal y profunda con su novia. Es desde esta perspectiva como esta mujer puede ser totalmente transformada y puede llenar todo el vacío de su corazón. Jesús le ofrece la fuente de agua viva que puede calmar toda su sed de cinco y de otros muchos maridos. 
Es Jesús y solo Él quien puede dar una satisfacción total a esta mujer samaritana, de forma tal que no tendrá sed jamás. El único que puede llenar toda la necesidad de aceptación que tenemos usted y yo.
Es en Jesús de quien debemos nosotros aprender a calmar toda nuestra sed y toda nuestra desesperada búsqueda de amor y aceptación en esta vida. Es en los brazos de Aquél a quien llamamos nuestro amante y tierno Salvador, donde únicamente podemos descansar realmente y sentirnos amados y aceptados.
¡Qué misterio tan grande nos ofrece Dios!, porque en esta tierra temporal y pasajera a veces caemos en la trampa de querer calmar nuestra sed de aceptación, amor y compañía, con la imperiosa necesidad de tener a otro ser humano a nuestro lado (tan necesitado de amor como nosotros), y en quien nunca podremos calmar toda nuestra sed espiritual.
Aprendamos a sentir que pertenecemos a la Iglesia Universal de Cristo, a su novia. La cual está haciendo el Señor, con todos los redimidos por El Cordero, y a gozar de la comunión con ese esposo perfecto, Jesucristo.
¡Que la gracia de Dios pueda saciar mi sed, que sea Dios quien haga brotar en mí, 

un río de agua viva que salta para Vida Eterna! Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario