La historia del actor Charlton Heston ilustra nuestra obligación de hacer todo lo que podamos y confiarle a Dios lo que no podemos hacer.
Señor De Mille, le dijo, he trabajado duramente para manejar este carruaje y creo que puedo hacerlo con toda soltura en esta escena. Lo que no creo es poder ganar la carrera.
El director le contestó: usted conduzca solamente. El resto lo hago yo.
Dios tiene diferentes formas de dirigir las distintas carreras que hacemos en el transcurso de nuestra vida. Él confía que hagamos nuestra parte de dominar el carro, y nosotros debemos confiar en que Él determinará el resultado de la carrera. Como dijo una vez un ingeniero, Dios provee la energía inicial. Nosotros la producción. Y Dios da el resultado final.
El mayor acto de fe para el hombre es reconocer que no es Dios.
Salmo 100:3
Sabed que Él, el Señor, es Dios; Él nos hizo,
y no nosotros a nosotros mismos;
pueblo suyo somos y ovejas de su prado.
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