“Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.” Juan 3:27 RVR1960
Muchas son las cosas que recibimos del Señor, y muchos los privilegios que obtenemos cuando servimos y honramos su nombre, pero es triste ver cómo algunas personas tienen un cambio repentino en su actitud por mor de estas bendiciones. Está bien que cuando tienes una responsabilidad debes cambiar ciertas cosas para desempeñar bien tu cargo, pero eso no quiere decir que debas cambiar en la forma que has sido siempre a causa de estas cosas, más concretamente creyendo que eres superior o más importante que los demás por lo que Dios te ha encomendado hacer.
“Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.” Marcos 10:43-44 RVR1960
Dios no nos llamó para competir a fin de saber quién es mejor servidor que otro o quién cree ser mejor que los demás. Él lo que quiere es que le sirvamos con un corazón humilde, no creyéndonos más que nuestros hermanos o los demás, simplemente porque hacemos o somos parte de un ministerio importante en la iglesia. Pidamos cada día a nuestro padre que examine nuestro corazón y saque de nosotros ese orgullo vano, que cambie nuestra altivez en humildad para que entendamos de una vez, que la misma sangre que pagó Cristo por mí la pagó por los demás, sin importar la importancia de su cargo en la iglesia, en la sociedad, etc.
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” Filipenses 2:3 RVR1960Mantengamos siempre los pies en la tierra y no pretendamos creernos algo que no somos. Recordemos el ejemplo de Cristo, que aún siendo Dios, se hizo hombre para sacrificarse por nosotros y enseñarnos que la humildad nos hace más grandes ante los ojos de Dios.
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.” Salmos 138:6 RVR1960
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