lunes, 10 de octubre de 2016

Buen remedio

El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos. (Proverbios 17:22).
Conducir de manera negligente, discutir e insultarse es habitual entre algunos taxistas y chóferes de minibuses en Accra, Ghana, lo cual suele generar peleas. Sin embargo, una vez presencié un incidente que acabó de diferente forma. Un taxista casi chocó contra un autobús. Supuse que el chófer del autobús se enojaría y le gritaría al otro hombre. En cambio, lo miró y, con tranquilidad, le sonrió. Esa sonrisa obró maravillas. El chófer del taxi levantó la mano, se disculpó, le sonrió y siguió su camino… la tensión había desaparecido.
Una sonrisa actúa de manera asombrosa en la química del cerebro. Los investigadores han descubierto que se liberan endorfinas, las cuales producen un efecto fisiológicamente relajante. Esto no solo se aplica a situaciones ajenas, sino que una sonrisa también puede disipar la tensión emocional propia. La Biblia nos enseña: Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros (Efesios 4:31-32).
Cuando el enojo, la tensión o la amargura amenazan nuestra relación con Dios y con los demás, recordemos que «el corazón alegre constituye buen remedio» (Proverbios 17:22), que nos traerá gozo y bienestar.

¿Cómo te sentiste la última vez que discutiste con alguien? ¿Cómo te afectó?
Encontramos gozo cuando aprendemos a vivir en el amor de Cristo.

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