lunes, 10 de octubre de 2016

Las vacaciones de Oscar

Oscar, de catorce años, pertenecía a una familia de muy escasos recursos. Su condición no les permitía salir de vacaciones, pero en cierta ocasión, sus tíos lo invitaron a pasar unos días en el campo. Con el permiso de sus padres y acompañado por ellos, Oscar, fue llevado a la estación para subir al tren que lo llevaría a la localidad donde vivían sus familiares.

- Hijo, pórtate bien con tus tíos, y obedécelos en todo, no queremos recibir queja de ellos, dijo su madre. 
- Sí, mamá, contestó.
- Y no se te ocurra bajar del tren hasta llegar, ordenó su padre. 
Resultado de imagen de viaje en tren- Sí, papá, dijo Oscar. 

Feliz, el muchacho disfrutaba del viaje hasta que el tren se detuvo un buen rato debido a la presencia de animales en la vía. Bajaron varios pasajeros y niños también. Oscar recordaba la advertencia de su padre, pero entusiasmado, decidió bajar para observar más de cerca como apartaban a los animales. Pero un ruido le llamó la atención, el tren había continuado su viaje. Angustiado, corrió a más no poder, hasta alcanzar la mano del inspector, quien lo subió raudo al vagón. Asustado, fue llevado por el hombre a su asiento, no sin antes darle una buena reprimenda.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Efesios 6:1.
La sujeción a los padres salva a los hijos de muchos males.
La sociedad de este tiempo tiene por mala costumbre liberar a su suerte a los hijos y a las hijas antes de tiempo, y la responsabilidad de los padres en la crianza, y la observancia vigilante mientras ellos se desarrollan física y moralmente, se ha limitado dramáticamente. Es absolutamente necesario volver a involucrar al Señor y a su Palabra en la enseñanza e instrucción de los hijos. La desobediencia de Oscar no es nada comparable en lo que al respecto observamos hoy. Hay que reflotar la conversación familiar mientras se almuerza, en la que el padre instruye a toda la familia, mientras que la madre le da dirección. Asumir una actitud pasiva mientras los hijos y las hijas hacen lo que quieren, es pecado.


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