… sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego…
(Filipenses 4:6).
¿Qué haces con tus preocupaciones? ¿Las interiorizas
o las envías hacia arriba?
Cuando el brutal rey asirio Senaquerib se preparaba
para destruir Jerusalén, envió un mensaje al rey Ezequías, diciendo que Judá no
sería diferente de todas las otras naciones que él había conquistado. Ezequías
llevó este mensaje al templo en Jerusalén y lo extendió delante del Señor (Isaías 37:14). Luego, oró y pidió la ayuda del Dios Todopoderoso.
Poco después, el profeta Isaías dio a Ezequías este
mensaje del Señor: "Así dice el Señor, Dios de Israel en cuanto a tus ruegos
acerca de Senaquerib" (Isaías 37:21-22 RVC). Éstas son las palabras que Jehová ha hablado contra él:
La Biblia nos dice que la oración
de Ezequías fue contestada esa misma noche. Dios intervino milagrosamente y
venció a las fuerzas enemigas fuera de las puertas de la ciudad. El ejército
asirio ni siquiera lanzó una sola flecha (verso 33 RVC). Senaquerib dejaría
Jerusalén para no volver jamás.
Cinco palabras en el mensaje de Dios a Ezequías: "Por cuanto me has rogado"- nos enseñan donde debemos ir con nuestras
preocupaciones. Puesto que Ezequías se volvió a Dios, se salvó a sí mismo y a su
pueblo. ¡Cuando convertimos nuestras preocupaciones en oración, descubrimos que
Dios es fiel de formas inesperadas!
Señor,
ayúdame a convertir mis preocupaciones en oraciones.
La oración
mueve la mano que hace girar el mundo.
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