jueves, 22 de septiembre de 2016

La silla

Un hombre le pidió al Ministro que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el Ministro llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas.
Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero esto de las oraciones siempre me entró por un oído y me salió por el otro pues no sé bien cómo hacerlo. Hace mucho tiempo que abandoné por completo la oración.
SILLAEsto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: “José, la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas… te sientas en una silla y colocas otra silla vacía frente a ti, luego con fe miras a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo pues Él nos dijo:
“Yo estaré siempre con ustedes”. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo”
-“Es así como lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces”. “Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija pues me internaría de inmediato en un manicomio”.
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto, y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su iglesia.
Dos días después, el hijo de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: ¿Falleció en paz?”
“Sí, cuando salí de casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?”
El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió:
“Ójala que todos nos pudiésemos ir de esa manera”.
Zacarías 2:10 “porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti.”
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días. Salmo 23:6

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