miércoles, 17 de agosto de 2016

Yo tengo la razón: tú, no

LUCAS 6:37 “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados“.
Mi amiga Rita admira el asombroso despliegue de 1.80 metros de las alas de la gran garza azul, y se maravilla ante su majestuosa apariencia. Ella les da la bienvenida a estas aves, al verlas planear para aterrizar en una pequeña isla en medio de la laguna que está cerca de donde vive.
Great_Blue_HeronAhora bien, yo aprecio que la garza sea una criatura maravillosa y única, pero no quiero verla nunca en el jardín posterior de mi casa, porque sé que no se quedará allí solo para admirar el jardín...
No, esta versión emplumada de una ave "non grata", que además no es precisamente delicada, estará hurgando en nuestra laguna para pescar su cena y ensuciar el lugar. ¡NO, NO y NO!
Entonces, ¿tengo yo la razón?, ¿o la tiene Rita? ¿Por qué no podemos estar de acuerdo?
Las diferentes personalidades, historias o conocimientos matizan las opiniones de las personas. No significa que una persona esté en lo correcto y la otra equivocada, pero a veces somos poco amables, rígidos y sentenciosos si no hay un acuerdo.
No sé del pecado, sino solo de una diferencia de opinión o perspectiva.
Necesitamos tener cuidado al juzgar los pensamientos, motivos y acciones de los demás porque nosotros también deseamos que se nos dé el beneficio de la duda (Lucas 6:37).
¿Podemos aprender de alguien que ve las cosas desde una perspectiva distinta? ¿Acaso necesitamos practicar un poquito de paciencia y amor?
Estoy enormemente agradecido de que DIOS sea abundantemente paciente y amoroso conmigo y me acepte tal cual soy.
¡Oh, DIOS! Pon en mí tu paz y amor para aceptar a mi prójimo como es. Gracias Señor, en el nombre de CRISTO, amén.
Lucas 6:37-42
“No juzguen, y no se les juzgará. No condenen y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará. Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.”
También les contó esta parábola: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel del maestro. “¿Por qué te fijas en la  astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario