jueves, 18 de agosto de 2016

Encarcelados

La historia le ocurrió a un pastor que estaba en gira por el sur de los Estados Unidos. Como parte de sus actividades, cierto día, junto a un amigo que no era cristiano, visitó la cárcel para predicar a los reos. Una vez que acabaron, el amigo dijo: "Espero que su sermón haya impresionado a esos criminales. Una predicación de esa clase debe haberles hecho mucho bien".
—¿Te hizo bien a ti?, preguntó el pastor.
—Pero, usted... le estaba predicando a los presidiarios, contestó.
encarceladosEl ministro, meneando la cabeza, dijo: Yo estaba predicando el Evangelio de Cristo, y usted lo necesita tanto como ellos.
Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes, y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Hechos 10: 37,38.
Jesús es la referencia más exacta para saber cómo y cuándo predicar, estableciendo una razón principal para hacerlo, cual es la necesidad de todos los hombres. El pastor de la historia, puso al mismo nivel de necesidad del Evangelio, a los presidiarios y a su amigo. No había diferencias, todos estaban presos. Para el Señor resultaba lo mismo compartir las Buenas Nuevas con Nicodemo y con Bartimeo, porque ambos, en relación al pecado, estaban a la misma altura. Dice la Escritura que Él hacía bienes y sanidad a todos los oprimidos por el diablo”. No hacía acepción de personas. Es ejemplo que hay que seguir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario