domingo, 7 de agosto de 2016

El sol no deja de brillar

¿Qué pasaría si el sol dejara de brillar? Para empezar no habría luz, sería todo una eterna oscuridad, no habría diferencia entre el calor y el frío, las plantas y los animales no tendrían energía, no llevaríamos un control del paso del tiempo, en fin,... no habría vida.
Podemos comparar nuestra vida con un día sin sol: hoy puede ser un día nublado y frío para algunos, puede ser lluvioso, puede ser que no veamos brillar el sol como quisiéramos (los problemas en forma de nube lo ocultan), y ya no se diga de la tristeza dejando caer una fuerte lluvia, y la falta de amor como la falta de calor, ¿triste verdad? Por momentos creemos que no lo volveremos a ver, o nos preguntamos cuándo brillará de nuevo en nuestro día. Pero a pesar de todo lo que lo puede ocultar, el sol sigue brillando, solo falta un poco más para que salga, solo un poco, quizá algo de viento que aleje las nubes, o tal vez en tu día está a punto de amanecer; espera, espera que salga el sol, ya que puede que en su ausencia haya algo que aprender, como valorar su importancia, disfrutar lo que se pueda de la noche y dejar que tu campo se limpie con la lluvia, teniendo la seguridad de que el sol volverá a salir a dar su luz y calor.
Deja que Dios sea ese sol que traiga luz a tu vida, calor a tu alma, y color a todos tus días. Aunque no lo vemos por las noches, sigue en su lugar; aunque lo ocultan las nubes Él sigue dando su luz. La noche pasará, la lluvia pasará y saldrá como cada mañana, fuerte y brillante, para alumbrar y traerte un nuevo día, vendrá como esa calma después de la tormenta, y sabrás que aunque ahora no lo puedes ver, siempre ha estado ahí, porque EL SOL NO DEJA DE BRILLAR.


Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él y él vendrá en tu ayuda, hará brillar tu rectitud y tu justicia como el sol de mediodía.

(Salmos 37:5-6 DHH)

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