Entonces me viene a la mente la pregunta ¿por qué alguien haría algo bueno por mí?; quizá por algún interés personal, o porque quiere pedirme un favor… no lo sé, pero normalmente las personas hacemos algo por los demás porque tenemos un interés particular, o una agenda con un plan que tiene como propósito conseguir algo de esa persona.
¡Pero Dios no es así! Él nos da todos los días cosas maravillosas porque nos ama. Porque toda cosa buena que tenemos viene de Dios, todo; nuestro trabajo, los alimentos, la lluvia, las amistades, la provisión diaria, cada amanecer, etc., son bendiciones que Dios nos da pero que a veces pasan desapercibidas.
Y si pensamos un poco más, nos daremos cuenta de que nuestra existencia depende de un corazón que funciona a un ritmo creado por Dios; que nuestros pulmones respiran el aire que Él creó; que tenemos un cerebro que tiene pensamientos mediante neuronas que Él conectó.
No podemos crearnos a nosotros mismos, y funcionamos por el principio creador de un Dios que nos ama profundamente.
Si comenzamos a ver todo lo bueno como es en realidad, “un regalo maravilloso de Dios”, disminuirán nuestras angustias, dejaremos de creernos dueños de lo que tenemos, cambiarán nuestras prioridades. Porque todo nos ha sido perfectamente concedido por un Padre misericordioso que da sin medida, porque nuestro Dios es totalmente generoso.
Piensa bien por un instante… “cada habilidad y talento que tenemos es una bendición enviada por Dios; por eso no debe haber lugar para la arrogancia”. Lo que tú puedes hacer, otros quizás no puedan, pero al mismo tiempo ellos podrán hacer cosas que tú no puedes. Así que, descansa siendo la persona que el Señor quiso que fueras cuando te creó.
Disfruta de las “cosas pequeñas”, el sol, la lluvia, los alimentos que sirves en tu mesa. Y no olvides nunca que todo, incluso las cosas “pequeñas”, vienen de Él.
Alégrate de que tienes un Dios que te ama y que te da regalos milagrosos, maravillosos y que han sido puestos para que los disfrutes.
“Señor, te doy muchas gracias por amarme como solo Tú lo puedes hacer. Gracias por este nuevo día, por el descanso que tuve, porque hoy tengo un nuevo día lleno de posibilidades. Quiero poner todo mi ser en tus manos confiado en que tienes la bendición de hoy reservada para mí, lo creo y declaro en el nombre de Jesús, amén”.
“Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre…” Santiago 1:17 (NTV).
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