De más
estima es el buen nombre que las muchas riquezas… Proverbios 22:1.
Mientras estaba hospedado en un hotel de un pequeño
pueblo, noté que había movimiento en la iglesia al otro lado de la calle. La
gente estaba apretujada dentro del edificio, entre tanto otro grupo de jóvenes
y ancianos llenaba la acera. Cuando vi un coche fúnebre en la esquina, me di
cuenta que era un funeral. Como había tanta gente, supuse que se trataba de
algún héroe local; quizá un empresario acaudalado o alguien famoso. Por
curiosidad, le dije al empleado del hotel: ¡Cuántos concurrentes para un
funeral! Seguro que es alguien muy conocido del pueblo.
No, respondió. No era ni rico ni famoso; era un
buen hombre.
Eso me trajo a la mente el sabio proverbio: De más
estima es el buen nombre que las muchas riquezas (Proverbios 22:1). Es buena idea pensar en el tipo de legado que les dejaremos a nuestros familiares,
amigos y vecinos. Desde la perspectiva de Dios, lo importante no es nuestro
currículum ni la cantidad de dinero que hemos acumulado, sino la clase de vida
que hemos llevado.
Cuando un amigo mío falleció, su hija escribió: "Este mundo ha perdido a un hombre justo; ¡en este mundo, eso no es poca cosa!" Esta clase de legado es lo que deberíamos procurar dejar para la gloria de
Dios.
Señor,
ayúdame a vivir de una manera que te agrade y que honre tu nombre.
Vive de
tal manera que el legado de tu vida glorifique a Dios.
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