martes, 9 de agosto de 2016

Conocido por las cicatrices

Uno de los misterios de la resurrección es que nadie reconoció a Jesús después de Su resurrección de los muertos.
María pensó que era el jardinero (Juan 20:15). Los discípulos en el camino a Emaús caminaron y hablaron con Jesús durante horas, pero no lo conocieron (Lucas 24:15). Juan 21:12 dice que cuando los discípulos se reunieron alrededor de Jesús en la segunda pesca, milagrosa,
ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor.
Sabían que era Jesús, y sin embargo había algo diferente en cuanto a Su apariencia. Pero una cosa está clara. Cuando Jesús quiso que lo reconocieran, ¿qué hizo? Cuando primero se les apareció a los discípulos, les mostró Sus cicatrices (Juan 20:20).
A Jesús se le reconoce por su condición de herido. Siempre ha sido así y siempre lo será.
Zacarías registra lo que algunas personas llaman una aparición pre-encarnada de Jesús: Y alguien le dirá: “¿Qué son esas heridas en tu cuerpo?” Y él responderá: “Son aquéllas con que fui herido en casa de mis amigos”. (Zacarías 13:6).
Juan hace referencia al Cordero que fue sacrificado desde la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8). Cuando está de pie en medio de la multitud y uno de los ancianos grita, "Mira, el León" . . . Juan, esperando ver un león, levanta la vista, solo para encontrar un cordero. ¿Y cómo sabe quién es el cordero?
Por Sus heridas. (Apocalipsis 5:1-6).
Entonces, no es sorprendente que Dios permitiera que las cicatrices permanecieran en el cuerpo resucitado de Jesús, el cual era perfecto excepto por dichas marcas. Lo reconocerían por ellas.
Estas cicatrices, y no Sus ojos, ni alguna peca sobre su mejilla, se habían convertido en su marca identificativa. A Jesús se le reconocía por las cicatrices que habían quedado de las heridas que había sufrido en la cruz, y aquellas brutales cicatrices eran parte de Su Gloria.
También te quedarán cicatrices al tomar tu cruz y seguir a Jesús. Tal vez se suponga que a los seguidores de Jesús también se los reconozca por sus cicatrices. 

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