sábado, 2 de julio de 2016

A mi hijo ya crecido


Mis manos estaban ocupadas por el día;
No tuve bastante tiempo para jugar
Los pequeños juegos que me pediste…
No tuve bastante tiempo para ti.

Lavaba tu ropa, cosía y cocinaba;
pero cuando me traías un libro de dibujos
y me pedías por favor que compartiera tu disfrute,
yo decía: un poco más tarde, hijo.

Ya de noche te metía en la cama muy asegurado,
oía tus oraciones, apagaba la luz,
y luego de puntillas, caminaba con suavidad hasta la puerta…
Me hubiera gustado permanecer un minuto más.

La vida es corta, los años pasan deprisa…
Un niño pequeño crece muy rápido.
Ya no están a tu lado,
sus preciosos secretos a confiar.

Los libros de dibujos guardados;
ya no hay juegos que jugar.
No más besos de buenas noches, ni oraciones que escuchar.
Todo eso es parte del ayer.

Mis manos, ocupadas una vez, ahora están quietas.
Los días son largos y difíciles de llenar.
Yo quisiera poder regresar y hacer,
las pequeñas cosas que me pediste que hiciera.

Mateo 19:14
Mas Jesús les dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos”.

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