“¿Le ofendió?”, le preguntó a su vez el anfitrión. “Sí, lo hizo”, respondió la persona que había hecho la pregunta. “Bien, entonces”, respondió el anfitrión, “probablemente sea de Dios”.
¿Observó usted que Jesús ofendía a la gente falsamente religiosa? A veces parecía hacerlo a propósito. En Mateo 15:12, los discípulos de Jesús le dicen: “¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso?” La respuesta que les dio Jesús fue: “Déjenlos; son guías ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo” (Mateo 15:14). Si vamos a seguir a Jesús, debemos comprender que nuestras mentes no siempre estarán de acuerdo con todo lo que Él hace. Deje de estar controlando con su mente y comience a preguntar si soporta espiritualmente lo que está sucediendo. Frecuentemente rechazamos cosas y movimientos que son solo de Dios, simplemente porque nunca los hemos visto y no los comprendemos con nuestra mente.
Debemos cuidarnos del “fariseísmo” en nuestros corazones y actitudes. Si se supiera la verdad, la iglesia de hoy estaría llena de fariseos. Actúan para impresionar a otros, pretenden ir de camino al cielo pero no disfrutan del viaje.
Tenemos que dejar de ser tan rígidos. Jesús nos envió a este mundo, no para estar atados sino para ser libres. Debemos ser libres para reír, disfrutar la vida, amar a la gente y no tener miedo de salir y probar nuevas cosas.
Ahora bien, esto no significa que vayamos por la vida tratando de ver lo ridículamente que podemos actuar. No se trata de rarezas ni fanatismos; se trata de libertad y alegría. Se trata de seguir libremente la guía del Espíritu Santo. Vaya adelante, ríase un poco. ¡Dios nos se ofenderá, Él quiere que usted sea feliz!
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