Son muchas las veces que pasamos por sentimientos que nos hacen sentir solos, en especial en situaciones difíciles en las que “creemos” que nadie puede ayudarnos. Es así porque quizá nuestra facilidad de meternos en problemas, o lo indefensos que a veces somos a las cosas que se nos presentan, nos van desplazando a lo que parece el rincón de los olvidados, donde por momentos nadie parece darse cuenta que necesitamos ayuda, o al menos así lo sentimos.
Esperamos a veces muchas cosas de las personas, pero en medio de los problemas, a veces nos damos cuenta que no todos los que se dicen amigos realmente lo son. Basta con caer para darse cuenta las manos que están dispuestas a levantarte; en los peores momentos es cuando vemos realmente de quién estamos rodeados.
Tal vez uno de esos amigos que pensabas tener te falló, quizá un familiar que esperabas que te apoyara te negó su ayuda, y hoy sientes que no hay nadie que esté a tu lado, pero hay algo importante, el primero que aparece cuando tienes algún problema por pequeño o grande que parezca, es Dios, siempre presto y dispuesto a ayudarte y acompañarte en todo momento, desde el inicio hasta el final del proceso.Siempre es bueno contar con un amigo para acompañarte en los momentos duros de la vida, pero a veces, por algún motivo, puedes no tenerlo cerca o simplemente encuentras que no hay compañía que te haga salir de tu sentimiento de soledad. Mas Dios siempre extiende su brazo para ayudarte a salir de toda situación, su compañía es única y sin horarios, ni fechas de caducidad; siempre que lo necesites ahí estará: No hay por qué sentirse solo, en realidad nunca lo has estado.
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