lunes, 16 de mayo de 2016

Solía ser

Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: ¿No es éste el que se sienta a mendigar? Juan 9.8 
Hermosa historia en la que encontramos a alguien que tuvo una experiencia que le cambió la vida con la presencia de Jesús. Antes de estar cara a cara con Él, era de una manera, pero después de estarlo fue de otra. Como él, nosotros “solíamos” ser aquello y... ahora somos otra cosa. 
Hay un gran significado envuelto en la palabra “solía.” Describe una acción o relación de sucesos que eran hechos repetidamente, o que existieron por un tiempo en el pasado. 
El hombre de esta historia, en su ceguera solía sentarse a mendigar, y ahora... ya no es ni ciego ni mendigo. Ahora y después, en el futuro, él puede contarle a la gente lo que solía ser y hacer antes de estar cara a cara con Jesús, y puede contarle a la gente cómo Jesús cambió su vida y cómo ve las cosas ahora, en el presente. Una vez que la gente escuche las historias sobre su pasado, podrán ver las obvias diferencias del presente. Será visto como un hombre cambiado.

Todos tenemos un pasado lleno de cosas que hicimos además de lo que fuimos, cosas que no son ni buenas ni saludables. Debemos preguntarnos, pues, cómo contaremos estas historias y las palabras que usaremos para contarlas. Es una interrogante cómo ve la gente nuestro pasado en comparación a nuestro presente. ¿Cómo expresamos nuestras historias? Podemos decir, “solía emborracharme y pelear”, o “solía acostarme con cualquiera” o “solía herir a los demás por mi egoísmo” ¿Pero podemos usar la palabra “solía” para las cosas negativas de nuestro pasado, cuando esas cosas aún están aconteciendo?
No pensemos que hay gente perfecta, o que nuestra vida y comportamiento serán perfectos o que debemos pretender ser perfectos. Eso sí, deberíamos poder decir en cuanto a ciertas cosas, “así es como solía ser y así es como soy ahora.” La gente debería ver la diferencia entre el antes y el ahora. Deberíamos estar progresando.

¿Cómo son tus afirmaciones de “solía ser”? ¿Qué ha cambiado Dios en tu vida? ¿Qué diferencia ha hecho el conocer a Jesús, en cuanto a la transformación de tu vida? Yo solía emborracharme, pelearme y llenarme de detractores. Solía contratar prostitutas. Solía vivir dos vidas separadas. Esas son cosas que yo solía hacer, pero no son cosas que hago.
Piensa de dónde te ha sacado Dios. Agradécele por las cosas que “solían ser” en tu vida. También sé honesto para reconocer las cosas que aún no han cambiado y que necesitan cambiar. ¿Qué cosas en tu vida ya no quieres más? ¿Cuáles son las cosas que te gustaría, mirando atrás, poder decir, “Solía hacer o ser así pero Dios cambió mi vida?” Hoy puede que no podamos decirlo, pero si permitimos que Dios trabaje en nuestras vidas, en algún momento sí lo podremos decir.


 

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