viernes, 27 de mayo de 2016

Preocupaciones

Muchas veces nos preocupamos por las cosas antes de que pasen… ansiedad, angustias, que nos causan preocupaciones que al final del día no nos permiten ver que Dios tiene el control de todas las cosas.
Pues que a su amado dará Dios el sueño. Salmos 127:2.
Nuestra vida no debe ser una vida de preocupaciones e inquietudes, sino una vida de fe, de una fe gozosa y tranquila. Nuestro Padre celestial proveerá las necesidades de sus propios hijos, y sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.
Por lo tanto, podemos retirarnos a nuestro lecho a su debido tiempo, sin necesidad de velar para trazar planes y proyectos para el futuro.
Si sabemos confiar en nuestro Dios, no estaremos desvelados durante la noche con el corazón atormentado por el temor, sino que echaremos nuestra solicitud en manos del Señor, solo pensaremos en su gracia y tendremos un sueño dulce y reparador.
Nuestra mayor gloria consiste en ser amados del Señor, y quien la posee no debe ambicionar otra cosa; por tanto, debe desaparecer todo deseo egoísta.
¿Qué hay más grande en el cielo que el amor de Dios?
Descansa, pues, alma mía, porque en Él tienes todas las cosas. Sin embargo, vivimos agitados hasta que el Señor nos da, no solo razones para que descansemos, sino el descanso mismo. Jesús lo hace así.
Él es nuestra paz, nuestro descanso, nuestro todo. En su seno dormiremos tranquilos en vida y en la muerte.
Hoy es un día más para descargar nuestras preocupaciones y dejarlas en el Altar.
Señor, gracias porque eres mi paz, y esa paz se experimenta más cuando estoy rodeado de angustias. Ayúdame a descansar solo en ti. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario