LUCAS 10:39-40 “María… sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: ‘Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude’.”
El clásico relato de María y Marta tiene algo muy importante que decirnos hoy. Nos encontramos aquí con dos mujeres, amigas y discípulas de Jesús, alborotadas por la sorpresiva visita del Señor en su casa. Cada una de ellas tomó una actitud diferente: María estaba a los pies de Jesús, pero Marta se preocupaba mucho con las cosas que tenía que hacer.
El clásico relato de María y Marta tiene algo muy importante que decirnos hoy. Nos encontramos aquí con dos mujeres, amigas y discípulas de Jesús, alborotadas por la sorpresiva visita del Señor en su casa. Cada una de ellas tomó una actitud diferente: María estaba a los pies de Jesús, pero Marta se preocupaba mucho con las cosas que tenía que hacer.
La preocupación de Marta era su deseo de prepararle algo rico de comer al Señor. La intención de Marta era buena pero no bastaba, pues en las cosas espirituales la “buena intención” no es suficiente para agradar a Dios.
Muchos cristianos hoy día son como María y Marta. Unos están rendidos a los pies del Señor y otros haciendo cosas para el Señor.
La palabra “preocupada”, es traducida también como “distraída”, y da la idea de caminar en círculos llevando encima algo pesado, llevar algo casi arrastrando debido a su peso. Que Dios nos guarde de ser cristianos como Marta, que viven distraídos de lo principal y se pierden lo mejor.
En las cosas del Señor debemos aprender a diferenciar lo bueno de lo mejor. Lo que hizo Marta no era algo malo sino bueno, pero ella no siguió el ejemplo de su hermana María, quien hizo lo mejor.Que en este día nada pueda distraernos, aunque sean cosas buenas, de vivir siempre a los pies de Jesús. Esta actitud es la característica de los fieles del Señor.
Tú eres un Dios de excelencia y por excelencia, oh Señor, y Tú quieres que te brindemos lo mejor de nuestras vidas para vivir sentados y rendidos a tus pies. Ayúdame a tener una actitud como la que tuvo María. Por Cristo nuestro Señor, amén.
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