Pero cierto varón de nombre Simón, había estado practicando magia en la ciudad y asombraba a la gente de Samaria, haciéndose pasar por alguien importante. Hechos 8:9 (BTX)
En los comienzos de la iglesia primitiva, el Espíritu Santo obraba grandes señales y milagros a través de Felipe, pero apareció en escena un hombre que practicaba la magia alegando que éste era el “gran poder de Dios”; se creía un hombre importante porque llamaba la atención de grandes y pequeños teniéndolos embelesados con artes mágicas, con engaño. Pero dice la Biblia que cuando “…creyeron el mensaje de Felipe que proclamaba las buenas nuevas acerca del reino de Dios y de Jesús el Mesías, fueron bautizados tanto hombres como mujeres…” (verso12)
Este Simón también creyó y no se “despegaba” de Felipe, estaba maravillado del poder de Dios. Al ver a Pedro y a Juan que imponiendo las manos sobre las personas, estas recibían el Espíritu Santo les ofreció dinero a cambio de esa unción.
Simón había perdido grandeza, atención, fama… y por eso quería la unción, se sentía prisionero de la tristeza. Cuántas veces perdemos algo y queremos recuperarlo de cualquier forma ilegal. Esto indica que podemos tener un interés auténtico pero un motivo equivocado.
¡Oh "Elohim", crea en mí un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí! Salmo 51:10 (BTX)
En las palabras del salmista encontramos una guía para administrar bien el poder de Dios, para tener un corazón limpio, un espíritu recto; al pedirle esto al Señor es imposible que construyamos un reino que sea nuestro, sino que de esta manera estableceremos el de Él.
Si en nuestro corazón hay planes y proyectos, sueños y ambiciones que no son consecuencia de una fe en Dios, entonces tenemos un interés auténtico, pero motivos equivocados; y si perdemos la nobleza de corazón también perderemos el gozo. Necesitamos enfocarnos en el plan de Dios. Tenemos que tener una visión clara y correcta de la grandeza y la majestuosidad de Dios. Hoy, nuestro Dios todavía se parece demasiado a nuestra visión.
Por eso el salmista decía:”… restitúyeme el gozo de tu salvación, y un espíritu noble me sustente!” Salmo 51:12 (BTX)
Cuando tenemos estas cosas, gozo de la salvación y un espíritu noble, recto, podemos transmitir el mensaje de las buenas nuevas con el poder de Dios, con verdadera unción. Eso sí, es evidente que existe un coste operativo para acceder al conocimiento de la voluntad de Dios.
La unción es para todos… pero debemos pagar un precio para obtenerla, y ese precio está estipulado por Dios.
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