domingo, 10 de abril de 2016

Un comentario no va a acabar conmigo

Un comentario no va a acabar conmigo, es una afirmación para aquel desanimado que ha escuchado que no es bueno en cierta área, para quien ha sufrido las duras críticas de personas que no han visto el esfuerzo y entusiasmo que pone en las cosas, o para todos los que han vivido escuchando a gente negativa que no aporta ningún tipo de crecimiento hacia ellos.
comentariosComentarios positivos y negativos siempre vamos a escuchar, y aunque queramos evitar algunos, la mayoría de las veces es imposible. Sin embargo, somos nosotros y nadie más que nosotros quienes decidimos si los creemos o no, y si permitimos que nos causen daño, vengan de quien vengan.
Puede que los comentarios que en los últimos días hayas recibido ante lo que haces, sean todos negativos. Tu esfuerzo puede haber sido mucho, pero poco el valor que le dieron a lo que hiciste, y puede que las personas más cercanas a ti sean las que los hayan dicho; pero a pesar de todo lo que escuchaste, eres tú quien toma la decisión de creerlos o no, de hacerlos parte de lo que piensas de ti mismo, o simplemente ignorarlos y tomarlos solo como una crítica constructiva.
Algunas personas suelen ser duras en el momento de dar una opinión sobre ciertas cosas, y puede que no se den cuenta de que lastiman con sus comentarios; hay otras que conscientemente critican y lanzan comentarios dolorosos. Estos son dos tipos de personas que actúan como piedrecitas en el camino, o quizá hasta lleguen a ser motivos de tropiezo, pero nunca serán causa real de tu caída siempre y cuando tengas claros tus propósitos y los de Dios, tus motivos y los motivos que Dios tuvo para colocarte en el lugar en que te encuentras o en la actividad que desarrollas.

Nadie puede tener mejor opinión que la que tiene Dios de ti. Él es el único que conoce tu vida de tal forma que puede transformar en bendición toda acción y todo suceso, pero ten seguro que aunque puede que nadie vea tu esfuerzo, ni todo lo que has sufrido por tratar de hacer bien las cosas, ni las palabras más hirientes pueden terminar con el propósito que Dios ya ha trazado para ti.
A veces llega el momento en que tienes que decidir entre lo que sabes que eres, y lo que la gente dice de ti. Entonces los comentarios no pueden acabar contigo porque tú no dependes de ellos, tú no eres lo que los demás han dicho sino lo que Dios ha hecho, y Dios no se equivoca.

Cuando siento miedo, confío en ti, mi Dios, y te alabo por tus promesas; confío en ti, mi Dios, y ya no siento miedo. ¡Nadie podrá hacerme daño jamás!

Salmos 56:3-4 (Traducción en Lenguaje Actual)

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