sábado, 9 de abril de 2016

Acuérdate de su Obra

Se ha establecido en todo el quehacer humano lo que bien podría llamarse “la cultura del compra de todo", no importando el precio, ni si ya lo poseemos o no. Lo importante es gastar, consumir y acumular cosas a cualquier precio, a tal punto que esto se ha convertido en una obsesión.
Claro está que todos los que vivimos prácticamente al día, no podemos entrar en el selecto club de los compradores obsesivos; simplemente, que muchas veces nos alcance para llegar con comida a fin de mes, es ya un milagro que celebramos con un culto de acción de gracias.
La iglesia enseña en materia de mayordomía, que todo aquello que poseemos pertenece a Dios, pero qué difícil nos resulta preguntarle al que es dueño de todo, si aprueba o no todo lo que compramos para dar satisfacción a nuestro afán de tener cosas. Cuántas ofrendas generosas para planes de la iglesia a favor de otros, podríamos dar si solo pensáramos dos veces antes de comprar cosas, que sencillamente o no nos hacen falta o ya las tenemos.
Existe otro espécimen, que es aquel que nunca ha tenido nada y ha vivido clamando al cielo para que le provea una mayor fuente de ingresos. A muchos Dios les responde, pero cuando les va bien económicamente malgastan lo que tienen, pensando que su situación nunca cambiará. Hay algunos que en su afán de mostrarle al mundo cuanto ha cambiado su situación, se han quedado sin nada. Seamos sabios y buenos administradores de lo que Dios nos permita recibir.
¿Cómo estás económicamente?; unos pocos dirán que tienen mucho, y muchos dirán que tienen poco; todo depende de con quién se comparen. Aun así, cuidemos lo que tenemos. Y demos a Dios lo que es de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario