martes, 12 de abril de 2016

Sacrificio por Amor

En el momento de nacer, las crías de pulpo miden solamente 3 mm, y sus brazos tienen únicamente tres ventosas. Con la ayuda de un microscopio y gracias a su transparencia, se puede observar el movimiento conjunto de sus tres corazones bombeando sangre a su cuerpo gelatinoso.
La madre ha cuidado afanosamente la puesta. Encerrada en una pequeña cueva de cuyo techo pendían los racimos de huevos, ha dedicado los últimos tres meses de su vida a limpiarlos y mantenerlos aireados. La hembra jamás abandonó la puesta, ni siquiera para ir en busca de alimento.
Muere por agotamiento al producirse la eclosión de los huevos. Pese a sus esfuerzos, solamente eclosionará un diez por ciento de los 100.000 huevos que conformaban la puesta. En el momento de la eclosión una nube de 10.000 diminutos pulpitos transparentes rodean el cuerpo de la hembra.
Los científicos coinciden en que los primeros alimentos de estas crías son generalmente, larvas de peces. Pero, ¿es casual que la madre muera en el momento exacto de producirse la eclosión? ¿ni un minuto antes, ni un minuto después? Su vida, agotada por el esfuerzo y la falta de alimento, encuentra el final justamente en ese exacto momento ¿sólo porque sí? El motivo es que su cuerpo rico en proteínas será abandonado a los depredadores mientras una nube de crías busca alimento desesperadamente.
Incluso se cree en la posibilidad de que el primer alimento de estos pequeños pulpos sea el cuerpo de su propia madre.
¿Es eso auto-sacrificio por amor?
La Biblia sí habla de alguien que murió por amor, para que nosotros tuviésemos el primer alimento espiritual. El pan de la vida. De la Vida Eterna. Jesús es el pan de la vida. Murió por ti y por mí. ¿Vives entonces para Él?
Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El. Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5:8-10

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