lunes, 11 de abril de 2016

El dinero no hace feliz a nadie, pero da paz

Al leer el título de esta reflexión seguro que la primera impresión que le causará, es creer que quien lo escribe está atravesando un serio problema de trastorno mental. Yo mismo sería el primero en aprobar su calificativo, porque solo un enajenado mental podría pensar así.
Pero lo cierto es que estamos asistiendo a una era en la que los enajenados mentales con sus mensajes subliminales, están atrayendo tras de sí a un gran número de personas incautas, que corren tras todo tipo de prédica que aliente sus deseos malsanos; lo que unido a las ansias de posesiones que preconiza esta sociedad hasta el límite del aburrimiento, convierte a muchos en zombis con los brazos extendidos tratando de alcanzar todas esas promesas.
El mundo tiene distorsionado por completo el concepto de paz, de forma que para él este concepto está estrechamente ligado a la felicidad que le proporciona la adquisición de cosas, sin darse cuenta de que cuando la felicidad es buscada como meta, a lo más que podemos aspirar es a verla como un espejismo.
Imploremos al Padre que en nuestras iglesias no se distorsionen conceptos doctrinales tan importantes.
La paz no es proporcionada por el crecimiento de la iglesia, aunque es muy bueno, ni por el aumento de las finanzas, ni por las mejoras tecnológicas que se van introduciendo en ella, ni por el liderazgo brillante del que a veces alardeamos. La verdadera felicidad de la iglesia no está basada en la mentalidad de tener para sentirse realizada. La iglesia está llamada a vivir gozosa, lo cual es más que felicidad, por cómo la imagen del Hijo es instaurada cada día, como una calcomanía en la vida de cada uno de sus miembros.
¿Conoces a alguien que crea que sus posesiones son las que dan sentido a su vida?
Las personas que viven por convicciones son más dignas de respeto que las que viven por preferencias. Si eres de los que prefieres solo poseer cosas, ya tienes tu recompensa, pero si eres de los que te contentas con que Dios desde el cielo mire tu vida y te guiñe un ojo, un día el cielo se abrirá para ti, para que te goces en las mansiones que tu Padre ha preparado para ti.
“…Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos…” (Romanos 8:29)
Hay cosas que te podrán faltar en esta vida, pero que nunca te falte la gracia de Dios como tu posesión suprema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario