Cuando el volcán de Krakatoa hizo erupción en 1883, la fuerza que desató fue tan colosal que pudo oírse en Australia, a más de 4.800 km de distancia.
Y todos se admiraban de la grandeza de Dios. Lucas 9: 43.
Comparar la grandeza de Dios con la del ser humano, hace que éste sea muy, pero que muy pequeño. Él está en todo lugar, y nos ama. Es prácticamente imposible poder ilustrar lo que es su grandeza, sin embargo, sí es posible encontrar en la naturaleza algunos ejemplos que ayudarían a entenderla, como la erupción del volcán Krakatoa. Fue de tanta violencia, que la explosión se sintió a más de cuatro mil kilómetros. Para la gente, algo increíble, para los hijos de Dios, similar a su grandeza.
A Dios Padre se le puede encontrar en la delicada sonrisa de un bebé, o en la erupción del monte Krakatoa, como también en el silbido de un delfín. Hay muchos ejemplos que demuestran su grandeza a la cual admiramos. Con tanta cosa perteneciente a la naturaleza, resulta más fácil probar que Dios existe que decir que no.Cuando un hombre o una mujer vive la experiencia de tener un encuentro personal con Cristo Jesús, les ha tocado experimentar la manifestación más grande de la grandeza de Dios, directamente en sí mismos. Y ¿cuál es?, ser hechos nuevas criaturas, unas criaturas únicas que jamás existieron ni existirán.
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