El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Hechos 17:24-25

Pero, ¿podemos encerrar al Dios que hizo el cielo y la tierra en una corriente religiosa elaborada por los hombres? ¡No! No se trata de abrazar tal o cual religión según el gusto, la cultura o la educación que se tenga, sino de ponerse en contacto con el Dios de los cielos. Este contacto es posible porque Dios se acercó al hombre; como éste no podía ascender hasta Dios, Dios descendió a la tierra para tener un encuentro con el hombre. Dios se encarnó en la persona de Jesucristo, y de este modo se puso al nivel de aquellos a quienes quería darse a conocer. Jesús no es un jefe religioso, sino el mensajero del Dios de los cielos. ¡Es el único punto de encuentro entre Dios y los hombres! “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
¿Tiene usted una religión o un Salvador?
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