miércoles, 30 de marzo de 2016

El amor

Qué reconfortante resulta sentirnos amados por alguien o por algunos. Eso nos da la seguridad que, al mismo tiempo, nos produce una sensación de equilibrio emocional, y ésta nos da aliento para vivir de una manera exitosa en nuestro tránsito por esta tierra. Lo cierto y doloroso en estos casos, es que a nuestro alrededor existe un sin fin de personas, que por muchas razones debieran amarnos, pero de los cuales nunca recibimos esas muestras de amor, aunque reconocen que éste es un elixir maravilloso que todo humano necesita.
Vivimos alarmados por lo que está aconteciendo en el mundo, y cuya causa principal es el desamor que existe como consecuencia lógica de vivir separados de Dios, pero aunque esto nos duele, no nos sorprende que suceda, por cuanto es consecuencia natural del pecado, que además se encuentra recogido en las páginas de la biblia cuando nos dice: por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mateo 24;12 ¿Existe esa maldad en la Iglesia?
Si no es así, como es natural y digno de enseñanza, las personas que comparten la vida cristiana con nosotros, ya sea en el ministerio o como simples miembros del cuerpo de Cristo, ¿por qué hablan tanto del amor de Dios, pero no lo muestran? Yo no puedo responder por como piensen o sientan otros, pero disfruto en que me muestren amor, aunque nunca me den una disertación sobre él. No hacerlo sería negar el poder transformador de las escrituras, cuando expresan que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Dios nos ama aun sin merecerlo.
Ser favorecidos con el amor de Dios no depende de ningún mérito de parte del receptor (“No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos") Deuteronomio 7:7-8. Más aún, el amor de Dios se extiende hacia su pueblo a pesar de las infidelidades de éste. Por tanto, si como dicen las escrituras, Dios nos ha hecho miembros del ejército de Dios, ¿por qué no mostrarnos amor los unos a los otros? Si como soldados luchamos uno al lado del otro, los dardos de fuego que el enemigo envía pueden lo mismo hacer blanco en nosotros o en el hermano que tenemos al lado nuestro en la trinchera. Es mi oración al cielo que amemos de obras y no de palabras.
“…El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor…” (Romanos 13:10)
¿Hay personas a las que amas? Quizás mañana no estén y hayas perdido la oportunidad de darles muestras de amor.
Si quieres que en tu iglesia se produzca una epidemia de amor, comienza a contaminar con ese virus a todos aquellos que dices amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario