Colosenses 3:23-24 (Nueva Versión Internacional).
Entonces perdemos la verdadera esencia, olvidamos el verdadero motivo por el que hacemos las cosas, nos aburrimos de hacer siempre lo mismo, somos como unos robots. Llegamos a la iglesia, nos sentamos en el lugar de siempre, servimos a Dios; regresamos a nuestro hogar encontrándonos con los mismos problemas y no hacemos nada por solucionarlos. Lo que se convierte en un círculo vicioso.
Una persona que se sienta así, es porque ha dejado su amor, lo más seguro es que ya no tenga la misma relación intima con Dios, se ha apartado de su presencia y ha puesto otros intereses primero.
Cuando amas, no te aburres de tu deber; cuando tienes pasión, encontrarás la manera de hacer las cosas mejor cada día dando lo mejor de ti. Y más si de Dios se trata.
Es un privilegio servirle al Señor, es una de las mejores experiencias, pues Dios en su misericordia nos pone ante situaciones que debemos aprovechar al máximo, no por apariencia ni orgullo, sino porque tendremos más responsabilidad, tendremos que dar lo mejor y lograr hacer algo relevante y diferente que marque un antes y un después, que impacte en la vida de las demás personas, por medio de nuestro testimonio y de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario