lunes, 14 de marzo de 2016

La gente que tiene un corazón duro

Obstáculos del Plan de Dios: 
Parece que año tras año se escucha a cristianos decir “¿Por qué no está Dios haciendo cosas poderosas en la tierra?” “Si este es el último de los últimos días, ¿por qué no está Dios haciendo milagros por todas partes?”, “¿dónde está el movimiento de su Espíritu Santo sobre toda carne?”
La verdad es que Dios sí está derramando su Espíritu Santo, ¿pero, estás permitiendo que se vierta en ti? ¿Estás esperando a Dios para hacer lo imposible o estás esperando que Dios haga lo imposible a través de ti?
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Filipenses 2:13 (RVR1960)
Dios ha decidido que va a actuar y cumplir Su voluntad en la tierra a través de la humanidad. Él quiere que le queramos y obedezcamos para seguirlo como un líder, pero Él tiene su manera. Jonás era un profeta que quiso a Dios; quería castigar a los Ninivitas, pero no quería ir a ellos como Dios le había dicho para predicarles.
Jonás era un hombre obstinado que esperó hasta el tercer día en el vientre de una ballena, antes de que le pidiera a Dios que lo rescatara. Pero Dios usó a Jonás a pesar de su resistencia a ir a Nínive, porque Dios obra su voluntad a través del hombre.
Para que Dios haga lo imposible a través de ti todos los días, tú tienes que estar preparado para ello, obediente y disponible. Pero todos cometemos los mismos errores. Queremos que Dios trabaje a través de nosotros, pero solo para seguir nuestro camino, no el de Dios. Somos nuestros propios obstáculos. Dios espera que seamos como “bisagras de puertas” que le dan oportunidades a Él para hacer lo imposible.
Él nos pide hacerlo en los actos de obediencia, Él no nos obliga a realizar ningún milagro. Porque nosotros no podemos hacer nada sin Dios, ¡pero sí podemos dar a Dios las oportunidades para hacer todas las cosas a través de nosotros! Nuestro problema es que todos usamos una variedad de excusas, para evitar decirle a otros acerca de la obra de salvación de la cruz, y sobre Jesús y su poder liberador. Decimos que no se trata de nosotros este asunto. Pero no se trata de lo que sintamos o pensemos. Tampoco se trata de lo que otros puedan pensar de nosotros.
No se trata de si Dios sanará o no en ese momento. No se trata de si Dios está haciéndolo a nuestra manera o cuando Él quiere hacerlo.
Ni siquiera es la forma en que nos hace mirar a los demás. ¡Pero vaya!, ¡si es todo sobre Jesús! Es acerca del amor de Dios. Todos nuestros obstáculos están basados en el miedo. ¿Qué pasaría si todo lo que hacemos se basara en la fe? ¿Qué veríamos de nuestro poderoso y maravilloso Dios de lo imposible?
Somos hijos del Dios Altísimo, y como sus hijos, debemos presumir de su amor, de su poder, de sus milagros y liberación. Pero, ¿cómo podemos hacerlo si no dejamos que Dios sea Dios por medio de nosotros? ¿Cómo podemos mostrar al mundo cuán grande es nuestro Dios si nos atamos las manos? Y luego nos preguntamos por qué no está haciendo ningún milagro...
Todo comienza con nosotros. Tenemos que ser llenos de su Espíritu Santo. Entonces podremos orar por la dirección del Espíritu Santo para que nos guíe y nos llene con su coraje, su audacia, su celo y pasión. Tenemos que convertirnos en cristianos que fomenten la acción del Espíritu Santo a través de nosotros. No debemos ser cristianos que obstaculizan y bloquean todos sus movimientos en nuestra vida cotidiana. 

Nuestra vida de fe no pone límite a la capacidad de Dios en nosotros. Se nos ha ordenado, ungido, instruido y capacitado para dar mucho fruto bueno, y nuestro fruto es más evidente por lo que permitimos que Dios haga a través de nosotros.
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Juan 14:12 (RVR1960)

No hay comentarios:

Publicar un comentario