martes, 23 de febrero de 2016

Un Dios que da

Dios… es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Hechos 17:25
Jesús… dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. Juan 4:10
Como humanos, somos tendentes a imaginar que Dios es un Dios que pide, que exige, un Dios del que hay que ganar el favor mediante ritos religiosos y acciones meritorias. Sin embargo, en la Biblia Dios se revela como un Dios de bondad, un Dios que da. Él da la lluvia y las estaciones fértiles (Hechos 14:17); hace que salga el sol sobre justos e injustos (Mateo 5:45); nos da la vida, la respiración y absolutamente todo (Hechos 17:25). Su bondad es algo real, una bondad que actúa a favor de toda la humanidad y a favor de cada uno de nosotros. Dios tiene un amor sin límite que manifiesta a cada persona mediante sus bondades, que se renuevan constantemente.
Ser conscientes de la bondad de Dios nos hace descubrir que nuestra vida entera depende de Él. El mero hecho de estar vivos es un regalo de Dios. Claro es que todos tuvimos padres que nos transmitieron la existencia, la vida, pero ellos no nos dieron forma, como sí lo hace un alfarero. El nacimiento de un niño es un misterio que nos asombra porque nos hallamos ante un ser nuevo, único, diferente, pero muy cercano a nosotros. Y resulta que, cada uno de nosotros se ve interpelado por este acontecimiento que nos sobrepasa y da testimonio de que Dios está en el origen de nuestra vida.
Dios da como Creador, pero también da como Dios Salvador. 
Ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). 
¡Este regalo de Dios es la prueba de la inmensidad de su amor. ¡Recibámoslo!

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