lunes, 8 de febrero de 2016

Tentación

Todo cristiano enfrenta la tentación. Incluso Jesús fue tentado. Entonces, ¿cómo se puede resistir a la tentación en vez de ceder y, así, mantenerse fuerte?
Piénselo de esta manera: ¿Jugó alguna vez con un par de imanes cuando era un niño? Si es así, se acordará de que cuanto más se acercaban el uno al otro, más difícil era separarlos... o juntarlos.
La tentación es algo así. Cuanto más pienses en ello y cuanto más cerca permitas que esté, más fuerte será su atracción. De hecho, si no tienes cuidado, llegará la hora en la que va a ser casi imposible alejarte de ella. ¡No dejes que eso suceda!
El primer paso que debes tomar es huir de todo lo que es tentador para ti. Mantente tan lejos de ello como sea posible. El apóstol Pablo le dijo a su joven amigo Timoteo, “Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio” (2 Timoteo 2:22).
Asimismo, recuerda que nuestros pensamientos son tan importantes como nuestras acciones. De hecho, Jesús tuvo palabras fuertes para la gente que era justa por fuera, pero corrupta por dentro. Una de las razones es porque nuestras acciones suelen comenzar con nuestros pensamientos. La Biblia dice: ”Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.” (Mateo 15:19).
No hospedes pensamientos tentadores. Evita todo lo que llena tu mente de pensamientos pecaminosos, y llena tu mente con cosas buenas al estudiar la Palabra de Dios y orar por dirección.

Por encima de todo, necesitas la ayuda de Dios para pelear esta batalla. Si nunca lo has hecho, vuelve a Cristo y pídele que entre en tu vida. Luego, pídele que llene tu corazón con su amor, y te dé poder para lograr quitar lo que está mal en tu vida. Dios ha prometido que “cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir” (1 Corintios 10:13). Pídele que te muestre el camino de salida, y luego tómalo.

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