La clave de la victoria para todo hombre es la Palabra de Dios. Debemos observar cuidadosamente, que Dios tenía que preparar espiritualmente a Josué no solo para que conquistara Canaán, sino para que además fuera ejemplo para las futuras generaciones que vivirían en la tierra prometida. Cuando analizamos esto, observamos una clara indicación de necesidad. Queridos hermanos, tenemos necesidad de que Dios nos ayude a que todo nos salga bien, a pesar de las pruebas y dificultades que tenemos en el diario vivir. Dios quiere decirnos algo en estas circunstancias, y es que todo se logra en base a la Palabra, y con Dios lo lograremos.
A. Se necesita no apartar la Palabra de nuestra boca. (Deuteronomio 30:14)
Debo repetirla (Deuteronomio 6:6-7)
Debo declararla siempre (Salmos 119:130)
Muchas veces tenemos temor de hablar de Dios a otras personas.
a) Temor al que dirán.
b) Temor a perder el empleo y las amistades.
B. Se necesita meditar en la Palabra. (Salmos 1:1-2)b) Temor a perder el empleo y las amistades.
(Meditar en Hebreo se dice “Haga”, e indica reflexión profunda, gemido del alma)
1. El que medita en la Palabra pone su alma y corazón en ella.
2. El que medita en la Palabra busca con ansias a Dios (Salmos 119:33-35)
3. El que medita en la Palabra se detiene a entender a su Señor (Proverbios 2:6)
2. El que medita en la Palabra busca con ansias a Dios (Salmos 119:33-35)
3. El que medita en la Palabra se detiene a entender a su Señor (Proverbios 2:6)
C. Se necesita hacer lo que la Palabra demanda (Santiago 1:22-25)
1. Para vivir una vida victoriosa (Juan 8:51)
2. Para no apartarme del Camino (Proverbios 3:6)
3. Para ser siempre cabeza y no cola (Deuteronomio 28:13)
2. Para no apartarme del Camino (Proverbios 3:6)
3. Para ser siempre cabeza y no cola (Deuteronomio 28:13)
Nuestra mayor necesidad es tener de forma permanente la Palabra de Dios en nosotros, y es precisamente Jesús, la Palabra hecha carne, es decir hecho hombre, el que mora en nosotros por medio del Espíritu Santo.
Debemos entender, queridos hermanos, que la Palabra de Dios es la que a pesar de nuestras pruebas, permite que todo nos salga bien y debe ser pues la Palabra, una necesidad constante en nuestra vida. De día a día y de sol a sol. Nunca duden de ella, mis amados hermanos.
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