
A. Se necesita no apartar la Palabra de nuestra boca. (Deuteronomio 30:14)
Debo repetirla (Deuteronomio 6:6-7)
Debo declararla siempre (Salmos 119:130)
Muchas veces tenemos temor de hablar de Dios a otras personas.
a) Temor al que dirán.
b) Temor a perder el empleo y las amistades.
B. Se necesita meditar en la Palabra. (Salmos 1:1-2)b) Temor a perder el empleo y las amistades.
(Meditar en Hebreo se dice “Haga”, e indica reflexión profunda, gemido del alma)
1. El que medita en la Palabra pone su alma y corazón en ella.
2. El que medita en la Palabra busca con ansias a Dios (Salmos 119:33-35)
3. El que medita en la Palabra se detiene a entender a su Señor (Proverbios 2:6)
2. El que medita en la Palabra busca con ansias a Dios (Salmos 119:33-35)
3. El que medita en la Palabra se detiene a entender a su Señor (Proverbios 2:6)
C. Se necesita hacer lo que la Palabra demanda (Santiago 1:22-25)
1. Para vivir una vida victoriosa (Juan 8:51)
2. Para no apartarme del Camino (Proverbios 3:6)
3. Para ser siempre cabeza y no cola (Deuteronomio 28:13)
2. Para no apartarme del Camino (Proverbios 3:6)
3. Para ser siempre cabeza y no cola (Deuteronomio 28:13)
Nuestra mayor necesidad es tener de forma permanente la Palabra de Dios en nosotros, y es precisamente Jesús, la Palabra hecha carne, es decir hecho hombre, el que mora en nosotros por medio del Espíritu Santo.
Debemos entender, queridos hermanos, que la Palabra de Dios es la que a pesar de nuestras pruebas, permite que todo nos salga bien y debe ser pues la Palabra, una necesidad constante en nuestra vida. De día a día y de sol a sol. Nunca duden de ella, mis amados hermanos.
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