martes, 2 de febrero de 2016

Honrar a Dios

El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto… Juan 15; 5.
La reunión en la iglesia estaba en pleno desarrollo. Aquella mañana nos visitaban algunas personas por primera vez. El predicador iba por la mitad del sermón, cuando observé que una de las visitas salía. Sentí curiosidad y preocupación, y salí detrás de ella.
¡Se va pronto!, le dije mientras me acercaba. ¿Hay algo en que pueda ayudarla?
Inline image 1 Fue sincera y directa: Sí, mi problema es ese sermón. No estoy de acuerdo con lo que dice el predicador. 
Él había dicho que sea lo que sea lo que logremos en la vida, el reconocimiento y la alabanza le pertenecen a Dios. Quejándose, la mujer agregó: Al menos, merezco que se me atribuya algo de reconocimiento por mis logros.
Le expliqué lo que el pastor quería decir: las personas sí merecen reconocimiento y aprecio por lo que hacen. No obstante, nuestros dones y talentos provienen de Dios; por eso, la gloria le pertenece a Él. Jesús, el Hijo de Dios, declaró: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre (Juan 5:19). Y a sus seguidores, les dijo: separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5
Reconocemos que el Señor es quien nos ayuda a llevar a cabo todas las cosas.
Señor, que no olvide reconocer todo lo que haces por mí y que Tú eres quien me capacita para concretar mis logros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario