Cuando una persona es nacida de nuevo, se manifiesta a través de su vida, que Jesucristo verdaderamente mora en él (su testimonio), porque la palabra de Dios dice que manifiestas son las obras de la carne (pecados y malos deseos), y de igual manera, son manifiestas las obras del Espíritu Santo en nosotros; cuando tú ya has nacido de nuevo o estás en el proceso hacia un nuevo nacimiento en Cristo Jesús, las personas a tu alrededor lo notarán y lo dirán; sin que lleves un rótulo sobre tu cabeza con una flecha que diga soy cristiano, El Espíritu de Dios hablará a través de tus acciones.
Se refleja en cada uno de nosotros, el amor de Dios a través de su Espíritu Santo, porque este da testimonio a través de frutos, que este ha hecho crecer y reproducirse en nuestra forma de vida.
Se refleja en cada uno de nosotros, el amor de Dios a través de su Espíritu Santo, porque este da testimonio a través de frutos, que este ha hecho crecer y reproducirse en nuestra forma de vida.
Si somos cuidadosos para actuar bajo la dirección y el poder del Espíritu Santo, seremos liberados de los estímulos y de la oposición de la naturaleza corrupta y pecaminosa que queda en nosotros, y ésta no tendrá dominio sobre nosotros, porque prevalecerá el fruto del Espíritu de Dios en nosotros: AMOR.
Gálatas 5:22 En cambio, el Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, 23 ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto. 24 Y los que somos de Jesucristo ya hemos hecho morir en su cruz nuestro egoísmo y nuestros malos deseos. 25 Si el Espíritu ha cambiado nuestra manera de vivir, debemos obedecerlo en todo.
Pablo, al escribirle a la iglesia de Galacia, afirma que el Espíritu Santo nos hace amar a los demás; si nos sometemos al poder del Espíritu Santo, el amor de Dios se reflejará en nuestra vida de tal forma, que amaremos a nuestro prójimo como Dios manda, ya no veremos sus defectos y cosas malas que nos desagradan sino que lo amaremos sin condiciones; cuando verdaderamente hemos nacido de nuevo sucede un efecto en nuestro interior, prima en nosotros estar siempre contentos a pesar de las adversidades, problemas, enfermedades; no importa lo que nos suceda ya que el gozo de Dios es más fuerte y nos hace alabarle en todo momento. No importa cuál sea la situación por la que estemos pasando, que como fruto nos dará paz; esa paz que el mundo no entiende y que solo Dios da.
Cuando el Espíritu de Dios empieza a trabajar en nuestra vida, está naciendo dentro de nosotros el fruto del amor, que nos hace ser pacientes y amables hasta con aquellos hermanitos tan irritantes y desesperantes.
Gálatas 5:22 En cambio, el Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, 23 ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto. 24 Y los que somos de Jesucristo ya hemos hecho morir en su cruz nuestro egoísmo y nuestros malos deseos. 25 Si el Espíritu ha cambiado nuestra manera de vivir, debemos obedecerlo en todo.
Pablo, al escribirle a la iglesia de Galacia, afirma que el Espíritu Santo nos hace amar a los demás; si nos sometemos al poder del Espíritu Santo, el amor de Dios se reflejará en nuestra vida de tal forma, que amaremos a nuestro prójimo como Dios manda, ya no veremos sus defectos y cosas malas que nos desagradan sino que lo amaremos sin condiciones; cuando verdaderamente hemos nacido de nuevo sucede un efecto en nuestro interior, prima en nosotros estar siempre contentos a pesar de las adversidades, problemas, enfermedades; no importa lo que nos suceda ya que el gozo de Dios es más fuerte y nos hace alabarle en todo momento. No importa cuál sea la situación por la que estemos pasando, que como fruto nos dará paz; esa paz que el mundo no entiende y que solo Dios da.
Cuando el Espíritu de Dios empieza a trabajar en nuestra vida, está naciendo dentro de nosotros el fruto del amor, que nos hace ser pacientes y amables hasta con aquellos hermanitos tan irritantes y desesperantes.
Nos enseña a tratar bien, a tratar a todos con amor, a todos sin acepción de personas, porque nos recuerda a cada instante como éramos, de donde nos sacó Dios, y ese mismo amor y paciencia que puso en otros para que nos dieran el mensaje de salvación, es el mismo que pone en nosotros para que le hablemos a otros.
El Espíritu Santo nos ayuda a creer y confiar en Dios, nos ayuda a saber esperar y ser pacientes sabiendo que todo es en el tiempo de Dios, nos ayudará a ser humildes, como Jesucristo le enseño a sus discípulos a ser mansos y humildes; siempre como Él lo fue.
El Espíritu Santo de Dios nos ayudará a controlar nuestros malos deseos Bien lo dijo Santiago: resistid al diablo y éste huirá de ustedes, pero esa fuerza y poder viene del espíritu Santo de Dios.
Por eso todos los que somos de Jesucristo tenemos que morir todos los días, morir al yo, al pecado, a los deseos de la carne, porque cuando decides en tu corazón dejar entrar a Jesucristo, darle el control de tu vida a Él, en ese mismo momento hacemos morir nuestro egoísmo y nuestros malos deseos, dejamos a un lado nuestros intereses personales por hacer la obra de Dios, llevar el mensaje de salvación a toda criatura, haciendo discípulos por todas las naciones. Si en verdad el Espíritu ha cambiado nuestra manera de vivir, debemos obedecer a Dios en todo.
Por eso debemos entregarnos a la dirección del Espíritu Santo, porque nos enseñará a odiar el pecado, y a la intensa búsqueda de la santidad, porque solo de esa manera sin palabras podremos testificar que Jesucristo vive en nosotros. Jesucristo mismo lo dijo: les dejaré un ayudador, El Espíritu Santo, que nos lleva a toda verdad siempre. Cuando a Pedro le dicen que él era discípulo de Jesús, él lo negó, pero las gentes dijeron: realmente, tú también eres de ellos; pues tu manera de hablar te delata. Cuando el espíritu de Dios te toma, cambiará tu vida por completo. Sometámonos más cada día a la presencia de Dios, abandonémonos en sus brazos y dejemos que Él reine y gobierne nuestra vida por completo, vivamos a través del Espíritu de Dios.
Las obras de la carne son muchas y manifiestas. Y así como el apóstol había nombrado principalmente las obras de la carne no solo dañinas para los mismos hombres, sino que tienden a hacerlos nocivos, esos pecados excluirán del reino de los cielos a los hombres y mujeres. Pero los frutos del Espíritu Santo, aquí el apóstol nota principalmente los frutos del Espíritu, tienden a hacer mutuamente agradables a los cristianos, como asimismo a hacerlos felices. Los frutos del Espíritu demuestran evidentemente, que ellos son guiados por el Espíritu Santo.
La descripción de las obras de la carne y de los frutos del Espíritu nos dice qué debemos evitar y resistir, y qué debemos desear y cultivar; y este es el afán y empresa sinceros de todos los cristianos verdaderos. El pecado no reina ahora en sus cuerpos mortales, de modo que lo obedezcan.
Romanos 6:11 De igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios. 12 Así que no dejen que el pecado los gobierne, ni que los obligue a obedecer los malos deseos de su cuerpo. 13 Ustedes ya han muerto al pecado, pero ahora han vuelto a vivir. Así que no dejen que el pecado los use para hacer lo malo. Más bien, entréguense a Dios, y hagan lo que a él le agrada.
Jesucristo ya venció en la cruz al pecado, y lo despojó de toda autoridad sobre los hijos de Dios; por lo que a través de recibir, aceptar, dejar entrar a Jesucristo a tu corazón Él te ha dado vida juntamente con Él, porque Cristo vive, y Él tomó autoridad y dominio en todo tu corazón. Nuestros pecados procuran destruir la obra de Dios en nosotros, por eso debemos pedir perdón y confesar a Dios nuestros pecados; Cristo nunca reconocerá a los que se rinden a ser siervos del pecado. Y no basta con que cesemos de hacer el mal sino que debemos aprender a hacer el bien. Debemos nacer de agua y del Espíritu, por eso debemos someternos y entregarnos más a Dios; para poder agradarlo.
Romanos 6:11 De igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios. 12 Así que no dejen que el pecado los gobierne, ni que los obligue a obedecer los malos deseos de su cuerpo. 13 Ustedes ya han muerto al pecado, pero ahora han vuelto a vivir. Así que no dejen que el pecado los use para hacer lo malo. Más bien, entréguense a Dios, y hagan lo que a él le agrada.
Jesucristo ya venció en la cruz al pecado, y lo despojó de toda autoridad sobre los hijos de Dios; por lo que a través de recibir, aceptar, dejar entrar a Jesucristo a tu corazón Él te ha dado vida juntamente con Él, porque Cristo vive, y Él tomó autoridad y dominio en todo tu corazón. Nuestros pecados procuran destruir la obra de Dios en nosotros, por eso debemos pedir perdón y confesar a Dios nuestros pecados; Cristo nunca reconocerá a los que se rinden a ser siervos del pecado. Y no basta con que cesemos de hacer el mal sino que debemos aprender a hacer el bien. Debemos nacer de agua y del Espíritu, por eso debemos someternos y entregarnos más a Dios; para poder agradarlo.
Romanos 8:5 Los que viven sin controlar sus malos deseos, sólo piensan en hacer lo malo. Pero los que viven obedeciendo al Espíritu Santo sólo piensan en hacer lo que desea el Espíritu. 6 Si vivimos pensando en todo lo malo que nuestros cuerpos desean, entonces quedaremos separados de Dios. Pero si pensamos solo en lo que desea el Espíritu Santo, entonces tendremos vida eterna y paz. Los que viven obedeciendo al Espíritu de Dios solo piensan en agradar a Dios, y si logramos agradar a Dios podremos decir que estamos viviendo en el Espíritu de Dios, y a través del Espíritu obtendremos el galardón de la vida eterna y tendremos paz siempre.
Lucas 4:14-15 Jesús regresó a la región de Galilea lleno del poder del Espíritu de Dios. Iba de lugar en lugar enseñando en las sinagogas, y toda la gente hablaba bien de él. Y así Jesús pronto llegó a ser muy conocido en toda la región. Jesús regreso lleno de poder, dice la palabra, pero Él estuvo en un proceso de sometimiento a Dios cuarenta días, en ayuno y oración. No se trata de ayunar cuarenta días, sino que el poder de Dios nos llene conforme nos sometemos a su voluntad. Busquemos en todo tiempo agradar a Dios con nuestra forma de vida.
Lucas 4:14-15 Jesús regresó a la región de Galilea lleno del poder del Espíritu de Dios. Iba de lugar en lugar enseñando en las sinagogas, y toda la gente hablaba bien de él. Y así Jesús pronto llegó a ser muy conocido en toda la región. Jesús regreso lleno de poder, dice la palabra, pero Él estuvo en un proceso de sometimiento a Dios cuarenta días, en ayuno y oración. No se trata de ayunar cuarenta días, sino que el poder de Dios nos llene conforme nos sometemos a su voluntad. Busquemos en todo tiempo agradar a Dios con nuestra forma de vida.
Tú no estás solo, Dios está contigo siempre.
Dios te bendiga, y que el amor del Padre, el amor de Jesucristo y la unción de su espíritu Santo esté siempre contigo, en el nombre de Jesús, amén.
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