miércoles, 4 de febrero de 2015

Hermana Mía y Amiga Mía

Hermana mía, amiga mía. 
Inline image 1He sacado este corto momento para decirte que siempre estás en mi corazón y en mis oraciones. Mi anhelo es que siempre estés prosperada como prospera tu alma en el Señor. Si no oyes de mí es porque estoy en la montaña renovando mis alas como el águila. El águila pasa por un proceso de seis meses, muy arriba en la montaña, para renovar sus alas viejas; el proceso es doloroso, pero cuando baja de la montaña lo hace con sus alas hermosas y con más fuerzas.
Hermana mía, amiga mía, quiero que seas como el águila, que cuida su cuerpo y sus alas para poder volar por encima de las tormentas y se hace resistente a cualquier viento.
Hoy quiero que sepas hermana mía, amiga mía, que así como el águila, Dios te diseñó con un vestuario resistente. Tú estás diseñada con un material del que no hay, es único, y por eso debes cuidarlo.
Dios te diseñó con un material resistente, a prueba de fuertes lluvias y tormentas, por eso te digo hoy: Levántate y no temas, estate quieta porque Jehová pelea por ti. Recuerda que eres templo del Espíritu Santo, Él mora en ti, por tanto debes cuidar tu cuerpo tanto de manera espiritual como físicamente. Saca tiempo para el Señor y para ti.
Hermana mía, amiga mía, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
Hermana mía, amiga mía, hoy te vengo a recordar que tu Creador es Hermoso. Su hermosura no se compara con el oro ni con la plata y tú estás diseñada a imagen y semejanza de Él, por eso eres hermosa.
Hermana mía, amiga mía, tú no has venido al mundo para sufrir, Dios te trajo a este mundo para brillar en medio de la oscuridad. Ahora te digo: Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Hermana mía, amiga mía, tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes.
Hermana mía, y muy querida amiga mía, tú no estás diseñada para la derrota, tú estás diseñada para triunfar.
Que el Señor continúe brillando en tu corazón. Confía en Él, y Él te llevará tan alto como el águila.

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