Cuando una persona confía en Jesucristo para salvación, es hecha un miembro del Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27). Y para que el cuerpo de la iglesia funcione apropiadamente, todas las “partes del cuerpo” necesitan estar presentes (1 Corintios 12:14-20). Igualmente, ningún creyente alcanzará jamás la plena madurez espiritual sin asistir a la iglesia, y ser animado y exhortado por otros creyentes (1 Corintios 12:21-26). Por estas razones, la asistencia a la iglesia, la participación y el compañerismo deben ser actividades regulares en la vida de todo creyente.
No es obligatoria la asistencia semanal de los creyentes a la iglesia, pero alguien que haya confiado en Cristo debería tener el deseo de adorar a Dios, ser instruido en Su Palabra, y tener compañerismo con otros creyentes.
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